Nada les podemos contar a ustedes, amigos, que no sepan ya, México es un país como el de «Alicia en el País de las Maravillas»: todo es al revés.
Andamos lejos del sendero de la verdad, preferimos transitar por los matorrales de la mentira, de la irrealidad, de la falsedad, como dice el conejo en el cuento de referencia: «La verdad es la que yo digo que es» en este nuestro México.
Esto concluimos, amigos, al haber leído ayer en la tarde con detenimiento el informe completo (351 páginas, con gráficas, ilustraciones y fotografías) producido por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) convocado por nuestras autoridades (y luego descalificado) para realizar un estudio CIENTÍFICO para determinar ciertos aspectos de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, en consonancia con el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).
Para mayor abundamiento, el EAAF determinó que sí hubo restos humanos en el basurero, pero NINGUNO de los normalistas; que ha habido MÚLTIPLES incineraciones que datan desde el 2004 y no sólo una (esto con documentación satelital); que SÍ se recuperaron cartuchos, ojivas y pruebas balísticas en el basurero, las cuales NO CONCUERDAN para nada con las «confesiones» de los autores materiales: ellos dijeron haber empleado pistolas 9 mm para ejecutar a los estudiantes y, sin embargo, sólo UN cartucho 9 mm fue encontrado en el sitio donde dijeron haberlos ultimado, siendo la mayoría de los descubiertos otros calibres NO MENCIONADOS por los confesos.
Si a esto le agregan lo descubierto por el GIEI, de que hubo presencia de Policía Federal y Ejército cuando los estudiantes fueron interceptados, mismos elementos federales que el GIEI nunca pudo entrevistar, podrán entender, amigos lectores, por qué el líder del EAAF exclamó rendido: «Las cosas que hemos visto en México, no las vemos en ningún lado». (Reforma)