Bajo la lupa, La edición de hoy — marzo 2, 2016 at 8:20 am

De Ayotzinapa a Tierra Blanca/ Julio Hernández López en La Jornada

¡Ahí está el detalle!

chrome_2016-03-02_10-27-49En el inmenso historial de barbaridades que se cometen a diario en México ha destacado la de Tierra Blanca contra cinco jóvenes de Playa Vicente, que de fin de semana habían ido a festejar un cumpleaños al puerto de Veracruz y al regreso, el pasado 11 de enero, fueron secuestrados por policías estatales y luego, según ahora se da como virtual verdad oficial, asesinados y sus restos dispersados.

Los jóvenes de Playa Vicente, sospechosos como lo somos todos en México, fueron interrogados, golpeados, privados de la vida y desaparecidos, según la relatoría de Campa, quien en otra parte de sus declaraciones sintetizó los hechos al decir que los cinco fueron quemados, molidos y sus restos tirados al río. No deja de haber un guiño hacia el caso de Iguala en las declaraciones presuntamente hechas con autenticidad por un octavo policía veracruzano detenido. En Tierra Blanca se estaría confirmando el método extendido de incineración de cuerpos y dispersión en ríos de lo que de ellos quedara. Así fue en Tierra Blanca como así debería haber sido en Cocula, sería el mensaje desprendible de las palabras del policía que, como en casi todos los casos similares sabidos en México, son absolutamente susceptibles de acomodo (por la buena o por la mala) al gusto del cliente, que es quien tiene el mando.

Pero, por sí misma, esa confesión de parte releva la necesidad de dar prueba de que el actual es un Estado en desahucio. No solamente es asunto del gobernador de la entidad, Javier Muerte, ni de los operativos del comisionado de la Policía Federal, Enrique Galindo, o los crucifijos de la televisiva procuradora Arely Gómez o los discursos de Osorio Chong o Peña Nieto. El Estado mexicano está quemado, molido y sus restos tirados por doquier. (La Jornada)

 

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