Bajo la lupa, La edición de hoy — octubre 20, 2015 at 8:20 am

Ayotzinapa, de nuevo en la CIDH / Magdalena Gómez en La Jornada

¡Ahí está el detalle!

Magdalena Gómez
Magdalena Gómez

Hoy nuevamente México está incluido en el calendario de audiencias públicas del 156 periodo de sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, (CIDH); los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), el Centro Pro de Derechos Humanos y el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan darán cuenta de la Investigación y primeras conclusiones de las desapariciones y homicidios de los normalistas de Ayotzinapa.

También en días subsiguientes se recibió al alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y a la CIDH en una visita cuyo informe preliminar marcó divergencias por señalar que se observa un patrón generalizado de violaciones a garantías. La diligente CNDH intentó matizar anotando que sólo «en algunas regiones». Lo real es que ambas instancias reiteraron el apoyo al informe del GIEI y el gobierno mexicano, por decir lo menos, se encuentra en apuros para sustentar con sus prácticas la supuesta política de respeto a los derechos humanos. En forma paralela se ha desatado una fuerte campaña de opinión en medios y con articulistas afines, contra el GIEI como tal y su informe, contra el secretario ejecutivo de la CIDH Emilio Alvarez Icaza, contra las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos. Y, para colmo, el Ejército está aprovechando, en voz del secretario de Defensa, para deslindarse de toda responsabilidad, avalado por el Ejecutivo, y acusar de falsedad a quienes señalan que debería aclarar su participación en Iguala o le atribuyen responsabilidad directa en Tlatlaya.

Reiteremos sin descanso que la desaparición sólo termina con la certeza y evidencia sobre su paradero. Han colocado ya el cuestionamiento a las razones y actores que los llevaron a Iguala esa fatídica noche, el trasfondo de esa oleada que busca mostrar la viabilidad de «la verdad Murillo» se acompaña también con una versión videodocumental La noche de Iguala. De paso la propia normal rural de Ayotzinapa resulta descalificada con todo y su proyecto histórico en la formación de maestros. (La Jornada)