Bajo la lupa, La edición de hoy — septiembre 28, 2015 at 8:20 am

Informe de seguimiento sobre desapariciones / Santiago Corcuera Cabezut en El Universal

¡Ahí está el detalle!

Santiago Corcuera Cabezut
Santiago Corcuera Cabezut

El 14 de septiembre, en la Sede de la ONU en Ginebra, el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias (GT) presentó un informe de seguimiento a la visita realizada en el mes de marzo de 2011 a México. A raíz de su visita, emitió un informe con diversas recomendaciones.

En este informe de seguimiento, el GT hace mención a diversas cuestiones que recibe con beneplácito, como la reforma constitucional que dota de facultades al Congreso de la Unión para expedir una Ley General sobre Desapariciones, así como los protocolos homologados para la investigación y búsqueda en caso de desapariciones.

Sin embargo, son más los aspectos que motivan preocupación al Grupo de Trabajo, que aquellos que recibe con beneplácito.

Por ejemplo, el GT expresa que percibe un deterioro de la situación desde su visita en el 2011, e indica que coincide con la percepción del Comité contra las Desapariciones Forzadas (otro órgano de las Naciones Unidas dedicado al mismo tema, pero dentro del sistema de órganos de tratados, ante el cual México compareció en febrero de este año) en el sentido de que en México existe un contexto de desapariciones generalizadas en gran parte del territorio del país, muchas de las cuales podrían calificarse como desapariciones forzadas. Además, lamenta los pocos avances en la implementación de sus recomendaciones.

Por ejemplo, el GT recomendó, en primerísimo lugar, que el gobierno debía reconocer la dimensión del problema. Sin embargo, en diversas ocasiones el gobierno se ha dedicado no sólo a minimizarlo, sino a enfurecerse por el diagnóstico rendido por las instancias internacionales tanto en materia de desapariciones como de tortura. Asimismo, el Grupo de Trabajo recomendó en 2011 el retiro paulatino de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública. Sin embargo, el Ejército y la Marina siguen en las calles, y se han producido abusos de la fuerza que han conducido a gravísimas violaciones de derechos humanos, como el caso de Tlatlaya. (El Universal).