La libertad de expresión en el estado de Puebla se encuentra empantanada. Una sucesión de hechos lamentables desde que el gobernador Rafael Moreno Valle asumió el poder pone en tela juicio la vigencia de este derecho humano, y en general, la posibilidad de un avance democrático en la entidad.
Las voces disidentes son insoportables en Puebla. Tal parece que el gobernador se ha dedicado a mandar un mensaje claro: en Puebla no hay cabida para la disidencia y quien se atreva asumirá las consecuencias. Eso sí, para lo que si hay cabida y espacio de sobra en Puebla, es para la rueda de la fortuna “más grande del mundo” y otras obras faraónicas que pretenden construir su candidatura presidencial para 2018. Artículo 19/Animal Político