Se cumplen 41 años de la desaparición de Jesús Piedra, hijo de Rosario Ibarra de Piedra, quien a partir de ese momento dedico su vida a buscarlo y fundó, junto a otras madres de desaparecidos de la Guerra Sucia, el Comité Eureka.
Carta doña Rosario
«Hace 41 años las cárceles clandestinas del mal gobierno de México se tragaron a mi adorado hijo Jesús. Fue llevado ahí por las fuerzas negras del gobierno mexicano. Campos militares, cuarteles, bases aéreas y navales han cumplido con el honorable papel de ser las principales cárceles clandestinas y centros de tortura, desde que se utiliza la desaparición forzada como medio represivo gubernamental. La forma más terrible de intimidación ha sentado sus reales en nuestra patria; el terror oficial está dejando su marca: la desaparición forzada.
«Durante los primeros años de lucha, el vidrio empañado por la esperanza no nos dejaba ver con claridad. Acudimos en infinidad de ocasiones a la ONU. ¡¡Pobres ilusas!! Los que acuden ahí son los representantes de los gobiernos, no de los pueblos. Gobiernos como los de aquí, que sólo responden con engaños y mentiras, que no les preocupa que se hunda todo el pueblo en la miseria, ni el respeto a los derechos humanos o recursos naturales. La desaparición forzada en el pasado y hasta el presente sólo ha tenido un responsable: el gobierno mexicano. Este crimen no prescribe, no acaba hasta que no aparece la persona desaparecida; el homicidio sí, por eso con cinismo y desvergüenza se apresuran a buscar muertos y a fabricar culpables, a hablar de insubordinaciones y desobediencias y de delincuencia organizada. La supuesta identificación del cuerpo con torturas, baleado, esposado e incinerado no soluciona un caso de desaparición. Por el contrario, agrava más aún las violaciones a todos los derechos.
«Cuando todos los movimientos sociales que se precien de ser defensores de los derechos de los pueblos entiendan que la exigencia por la vida y la libertad de los desaparecidos, la búsqueda de justicia y la erradicación de la desaparición forzada y la impunidad no competen sólo a los familiares, sino que son condiciones ineludibles para todos, su lucha será completa, y entonces… habremos triunfado. (Desinformémonos)
¡Vivos los llevaron! ¡Vivos los queremos!»
Rosario Ibarra