Su héroe es Messi
Por Nadia Sanders
A Pepe le gusta tanto el futbol que puede dejar el salón de clases en cualquier momento para salir a jugar al campo de la escuela. Después toma un descanso, compra una paleta de hielo y hace plática con quien esté enfrente.
No se inhibe para hacer amigos, le gusta salir a jugar todas las tardes a las calles de Tixtla y dar la vuelta.
José Ángel Navarrete es muy delgado y de su rostro afilado destacan unos ojos grandes negros con pestañas largas, una sonrisa blanca y grande. Su pelo es chino y le gusta peinarlo hacia arriba con los lados recortados.
Cuando come en la calle le gusta pedir una torta cubana y hablar de futbol. Su héroe es Messi, no hay otro.
Tenía apenas unas semanas de haber ingresado a la Escuela Normal Rural Isidro Burgos, en 2014, cuando sus amigos se enteraron de la desaparición de varios estudiantes y lo fueron a buscar.
Lo extrañan todos los días por sus chistes bobos y porque le levanta el ánimo a cualquiera. Las niñas, especialmente, recuerdan su risa que da la impresión de que se está ahogando. Tiene una mirada dulce, dicen.
Un grupo de los amigos más cercanos tenía planeado hacer una excursión a Acapulco. Ahora mantienen la promesa de no ir hasta que Pepe vuelva a casa.
Su padre es de los hombres que ha impulsado las acciones de búsqueda de los 43. Se ha vuelto un orador indispensable en todas las manifestaciones de padres de familia en el DF y a donde quiera que van. Ahí promete una y otra vez que no va a descansar hasta que no dé con su hijo y lo lleve de vuelta a casa.
Texto perteneciente a la campaña Marchando con letras
Ilustración de Enrique Torralba.
Tomada del portal #IlustradoresConAyotzinapa