Los niños corren y juegan mientras ellas elaboran tortillas a mano para el desayuno. Aquí se refugian personas desplazadas. “Por defender nuestro bosque nos quemaron nuestras casas”, cuenta María García García, una mujer de 43 años de edad que el 23 de octubre del 2021 huyó de su comunidad de Guerrero Grande, del municipio de Atatlahuaca, Oaxaca. Salió de su comunidad al ver que su casa quedó en cenizas y su vida corría peligro porque un grupo de personas que viven del tráfico de madera ingresaron a su pueblo para violentarlos.
“Me corrieron a balazos, destruyeron mi comunidad, salí lejos de mi pueblo. Me quemaron todas mis cosas y las de mi familia, nos quedamos sin nada”, dice la carta de un niño mixteco que vive desplazado en un refugio temporal de Tlaxiaco, al que acompaña el Centro de Derechos Humanos y Asesoría de los Pueblos indígenas (CEDHAPI, AC).
* Retomado de Istmo Press