Ciudad de México, 15 de octubre de 2021. En caso de que se apruebe la reforma energética enviada al Congreso por el Ejecutivo Federal el 1 de octubre, se afectaría el derecho humano a la salud, a un medio ambiente sano y a la participación, además de que México se alejaría e cumplir sus metas nacionales de transición energética y acuerdos climáticos internacionales, advirtieron organizaciones ambientalistas. Con ello, nuestro país se convertiría en el primero del G20 que en los hechos incumple con las metas presentadas ante el Acuerdo de París.
La iniciativa busca regresar el monopolio del sistema eléctrico nacional a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), garantizándole un 54% de la generación, desapareciendo los órganos reguladores, haciéndola única compradora, comercializadora y suministradora de energía eléctrica y convirtiéndola en operadora del mercado eléctrico. Adicionalmente, se da prioridad a las plantas de la CFE que utilizan combustibles fósiles dañinos como el carbón y el combustóleo.
Las organizaciones firmante del comunicado -Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), Centro de Energía Renovable y Calidad Ambiental (CERCA), Colectivo Ecologista Jalisco A.C., Colima 2030, Conexiones Climáticas A.C., Greenpeace México e Iniciativa Climática de México (ICM)- señalaron que las energías renovables no son consideradas como prioritarias, pese a que no generan emisiones de gases de efecto invernadero, a que existen soluciones técnicas para su variabilidad y a que pueden ser generadas en el mismo sitio de consumo y por las mismas personas que la requieren, lo que ayudaría a reducir la pobreza energética en algunos pueblos y comunidades.
Advirtieron que priorizar la generación de electricidad de las plantas de CFE implica garantizar la quema de más carbón y combustóleo de manera indefinida, y el desarrollo de nueva infraestructura fósil de gas que nos ataría a las importaciones de gas estadounidense o al desarrollo de proyectos de fracking en el norte del país con los consecuentes impactos sociales y ambientales negativos.
«El incremento de precios de la energía eléctrica, afectaciones a la salud de las personas, contaminación de las fuentes de agua, empeoramiento de la calidad de aire en diversas zonas del país, son solo algunos de los efectos directos de la iniciativa de reforma eléctrica», resumieron. Señalaron que la reforma eléctrica es una regresión en las acciones dirigidas a cumplir con las metas climáticas y de transición energética.
Las y los defensores también consideran que la actual iniciativa de reforma concentra nuevamente todas las decisiones en el Estado y obstaculiza el derecho humano a la participación ciudadana, reconocido en el Acuerdo de Escazú.
«Para enfrentar la crisis climática, tenemos que cambiar la forma de generar, consumir y decidir sobre el sistema energético nacional y transitar más allá de los combustibles fósiles y de la centralización de las decisiones del sector. Una transición energética justa implica la democratización del sistema energético, donde se integren todas las voces y se fomenten distintos esquemas de propiedad, desde lo colectivo hasta lo estatal. También implica que se haga justicia por los impactos sociales y ambientales pasados y presentes de la industria eléctrica y garantizar los derechos de las generaciones futuras», señalaron.
Las organizaciones llamaron a que la reforma eléctrica responda a los retos mundiales y nacionales actuales y a que se lleve a cabo a través de un diálogo amplio con todos los sectores de la sociedad, con especial atención en las comunidades vulnerables.
«La reforma eléctrica debería plantear una transición energética justa, incluyente, con enfoque de derechos humanos y perspectiva de género, que enfrente a la crisis climática, que busque el bienestar, salud y vida de las personas y que asegure el cuidado del medio ambiente. Si en verdad nos importa el bienestar de las personas, el combustóleo, el carbón y el gas no pueden ser parte de nuestro futuro energético», insistieron.