Ciudad de México, 15 de junio de 2021. Diez años después de la adopción de un Convenio histórico de la Organización Internacional del Trabajo, que confirmó los derechos laborales de las trabajadoras y los trabajadores domésticos, las condiciones de trabajo no solo no han mejorado sino que se han degradado a causa de la pandemia de COVID-19, indica un nuevo informe de la OIT .
El informe documenta que, en el peor momento de la crisis, la pérdida de empleo entre quienes realizan trabajo doméstico fue de entre el 5 y el 20 por ciento en la mayor parte de los países de Europa, y también en Canadá y Sudáfrica. La situación fue peor en las Américas, pues las pérdidas representaron entre el 25 y el 50 por ciento. En el mismo periodo, la pérdida de empleo entre otros asalariados fue inferior al 15 por ciento en la mayoría de los países.
En el informe se indica que la pandemia de COVID-19 ha empeorado unas condiciones de trabajo que ya eran muy malas. “La crisis ha puesto de relieve la necesidad acuciante de formalizar el trabajo doméstico a fin de que quienes se dedican a ello accedan al trabajo decente; se ha de comenzar por ampliar y aplicar la legislación laboral y de seguridad social de todas las personas que ejercen el trabajo doméstico”, señaló Guy Ryder, Director General de la OIT.
Hace diez años, la adopción del emblemático Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, 2011 (núm. 189) fue aclamada como un importantísimo avance para las decenas de millones de personas que realizan trabajo doméstico en el mundo, buena parte de las cuales son mujeres. Desde entonces, la situación registró cierto avance, pues el número de trabajadoras y trabajadores domésticos completamente excluidos del ámbito de las leyes y reglamentos laborales se redujo en más de 16 puntos porcentuales. No obstante, buen número de integrantes de este grupo (el 36 por ciento) sigue sin cobertura alguna de la legislación laboral.
El trabajo doméstico emplea a 57,7 millones de mujeres, es decir al 76,2 por ciento de las personas con esta ocupación. La amplia mayoría de quienes trabajan en este sector lo hacen en dos regiones: aproximadamente la mitad (38,3 millones) se encuentra en regiones de Asia y el Pacífico, en gran medida en China; otra cuarta parte (17,6 millones) está en las Américas.