- Medios lo nombran “conciencia crítica” del país.
- Mal pulmonar se llevó al escritor capitalino.
El sábado 19 de junio de 2010 a las 13:48 de la tarde se confirmó una noticia que, de manera soterrada, el país intuía desde unos meses atrás, cuando el escritor fue internado en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”. Su muerte fue congruente con sus grandes pasiones.
Amante de la ciudad y de los gatos, sufrió una fibrosis pulmonar que devino en la insuficiencia respiratoria que le quitó la vida la tarde de este sábado. Unas horas después del hecho, las nubes de la ciudad se fueron cerrando en torno a un brilloso rayo solar, hasta que el estruendo de los relámpagos dio inicio a una lluvia que, transmutada en llanto urbano, dio el adiós al cronista más ilustre de la segunda mitad del siglo XX mexicano, quien había tomado la batuta de otro coloso de la memoria, Salvador Novo.
La edición dominical de los diarios se inundó de esquelas fúnebres y notas sobre el periplo que llevó al cuerpo de Monsiváis del Museo de la Ciudad de México al Palacio de Bellas Artes y, finalmente al Panteón Español donde sus restos fueron cremados según su voluntad. Como era de esperarse su adiós no estuvo exento de polémicas. La presencia de funcionarios oficiales en Bellas Artes fue tensa y criticada, de la misma manera que la ausencia de Felipe Calderón. Según la crónica de La Jornada uno de los más representativos fue cuando un actor oficial intentó colocarle la bandera nacional y Jenaro Villamil (amigo del cronista) la quitó para colocar la bandera arcoíris del Movimiento LGBT; después habría sido puesta la bandera de la UNAM y, finalmente, la tricolor.
Cabe recordar que especialmente durante los años 90, Monsiváis fue un personaje ubicuo en la movilización social, lo cual lo llevó a vincularse a movimientos de base, de reivindicación de derechos y de múltiples signos. Cecilia Navarro de Greenpeace recuerda que “en diversas ocasiones Carlos hizo referencia a la destrucción de los recursos naturales por parte de las corporaciones, expresó su preocupación por la deforestación que sufría el país y se refirió a las comunidades que luchan por proteger el patrimonio natural”. Entre otros casos que apoyo destacan la lucha en contra de la Minera San Xavier, en San Luis Potosí; la lucha por defender los Bosques de la familia Zamora en san Juan Atzingo; y el caso de los Campesinos Ecologistas Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera, defendido por el Centro Prodh, y que este año será abordado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La herencia de Monsiváis es múltiple y diversa como su influencia innegable en el país. Para documentar nuestro optimismo podemos congratularnos por su basta obra. Desde el Centro Prodh conmemoramos su vida y obra, al tiempo que nos sumamos al estupor que su deceso a causado en la comunidad crítica nacional.