Buscan agilizar transición hacia la agricultura ecológica en la Península; las amenazas persisten

*Especialistas ayudarán a diseñar un plan de trabajo para el proceso; paralelamente, está en marcha la consulta sobre transgénicos.

Ciudad de México, 21 de agosto de 2017. Especialistas en agroecología de Cuba visitarán diversos proyectos implementados en comunidades de Yucatán y Campeche a fin de diseñar un plan de trabajo para el fortalecimiento de proyectos de agricultura ecológica, en medio de un proceso de consulta a las comunidades que se oponen a la siembra de soya transgénica.

Este encuentro es parte del trabajo que Greenpeace ha venido desarrollando desde 2015 para tener un modelo de agricultura que garantice alimentos sanos, suficientes y de calidad, un modelo de agricultura que combine la innovación con el respeto por el medio ambiente y la diversidad y que recupere las prácticas ancestrales de las comunidades en el manejo de la tierra y la producción de alimentos, «es decir, un cambio sustancial del modelo de agricultura industrial, devastador y contaminante al que seguimos anclados en México, a un modelo de agricultura ecológica donde la gente, consumidores y productores estén por encima de los intereses de las grandes empresas que pretenden controlar la alimentación en el mundo», explicó la organización.

“En 2016, en el marco de la COP13, los tres gobiernos de la Península (Yucatán, Campeche y Quintana Roo) firmaron un Acuerdo por la Sustentabilidad de la Península de Yucatán que incluye Zona Libre de Transgénicos (ZLY) (1) y la promoción de la agricultura orgánica. Sin embargo, es importante reforzar el acuerdo con puntos de acción y una hoja de ruta para que no quede solo en un posicionamiento público. El gobierno yucateco instituyó el Programa de Milpa maya y sistemas agroecológicos y decretó al estado como zona libre de transgénicos (ZLT), sigue faltando que los gobiernos de Quintana Roo y Campeche hagan lo propio e inviertan en la agricultura ecológica. Los cultivos de soya transgénica, los campos mecanizados y el uso excesivo de agrotóxicos que terminan en los cuerpos de agua no propician la sustentabilidad en la Península”, alertó Aleira Lara, líder del programa de Agricultura y Alimentación de Greenpeace México.

“Lamentablemente las comunidades se siguen enfrentando a grandes intereses que están acabando con la Selva Maya, la apicultura y milpa; y que pretenden imponer un modelo de agricultura industrial depredador y contaminante. En Hopelchén, los grandes monocultivos, como el de soya transgénica, están provocando una gran deforestación, el desplome de la apicultura, la contaminación del agua y de todo el ambiente. El uso de grandes cantidades de plaguicidas y las crecientes fumigaciones aéreas ponen en riesgo la salud y la vida de la población, especialmente de niños y niñas. Comunidades y organizaciones mayas están en búsqueda de alternativas para tener una agricultura sustentable en su región, sin embargo, es urgente que se detenga la destrucción y el envenenamiento masivos provocado por los productores agroindustriales y solapado por autoridades que se hacen de la vista gorda ante las innumerables prácticas ilegales en las que se sostiene este modelo productivo”, denunció José Manuel Poot, de la comunidad Suc-Tuc, Campeche.

La organización ecologista reconoció que nadie ha dicho que una transición de este tipo sea inmediata y sencilla, pero tampoco imposible. «El trabajo que viene realizando la Escuela de Agricultura Ecológica de U Yits Ka´an es un ejemplo de que es posible», refirió.

“Desde hace 22 años U Yits Ka’an ha optado por recuperar los saberes tradicionales y la sabiduría ancestral, en lo que a agricultura se refiere. Ha navegado por las aguas del diálogo de saberes entre lo tradicional y lo científico. Ha formado a numerosos promotores de Otra Agricultura, no la convencional, dependiente, excluyente y altamente contaminante. La genuina agricultura que mantiene un vínculo estrecho con la Madre Tierra, la que dio sustento a los diversos pueblos originarios y que hoy nos sigue proveyendo alimentos sanos, una mayor conciencia ecológica. Las familias involucradas con U Yits Ka´an evitan liberar metano al medio ambiente y recuperan semillas criollas. No ha sido fácil, hemos navegado contracorriente, contra las políticas públicas de los sucesivos gobiernos que no han hecho sino favorecer a multinacionales que están patentando semillas; contra una mentalidad arraigada en muchos campesinos/as que continúan usando agrotóxicos”, dijo Atilano Ceballos representante de U Yits Ka´an.