* Gobierno utiliza el software israelí Pegasus, cuya venta se condiciona a ser usado contra el crimen organizado y el terrorismo.
Ciudad de México, 19 de junio de 2017. El influyente diario estadounidense The New York Times reveló hoy que destacados defensores de derechos humanos, periodistas y activistas anticorrupción de México han sido afectados por el avanzado programa de espionaje isaraelí Pegasus, adquirido por el gobierno mexicano y que, en teoría, solo debe ser utilizado para investigar a criminales y terroristas. El costo para las tres agencias federales mexicanas que lo han adquirido ha sido de casi 80 millones de dólares.
Entre los blancos del programa se encuentran abogados y abogadas del Centro Prodh que investigan la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y la ejecución arbitraria de civiles en Tlatlaya, y que también representan a víctimas de torturas sexuales cometidas por la policía en San Salvador Atenco; Juan Pardinas, un economista que ayudó a redactar un proyecto de ley anticorrupción; y dos de los periodistas más influyentes de México, Carmen Aristegui y Carlos Loret de Mola, así como familiares de los defensores y periodistas.
“Las agencias mexicanas de seguridad no le pedirían una orden a la corte porque saben que no la obtendrían”, dijo al diario Eduardo Guerrero, un exmiembro del Centro de Investigación y Seguridad Nacional de México, una de las agencias gubernamentales que utilizan el programa espía Pegasus. “¿Cómo sería posible que un juez autorizara vigilar a alguien que se dedica a la protección de los derechos humanos? Por supuesto que no se puede justificar esa intervención, pero eso es irrelevante. En México nadie pide permiso para hacerlo”.
El software se infiltra en los teléfonos inteligentes y otros aparatos para monitorear cualquier detalle de la vida diaria de una persona por medio de su celular: llamadas, mensajes de texto, correos electrónicos, contactos y calendarios. Incluso puede utilizar el micrófono y la cámara de los teléfonos para realizar vigilancia; el teléfono de la persona vigilada se convierte en un micrófono oculto.
“Siempre hemos sospechado que nos espían y nos escuchan”, señaló Mario Patrón, director del Centro Prodh, quien se percató de que la situación había empeorado considerablemente desde que desaparecieron los normalistas. “Pero tener evidencia de que somos víctimas de verdadera vigilancia confirma que nos están amenazando y que el gobierno está dispuesto a utilizar medidas ilegales para intentar detenernos”.
Las y los afectados por el espionaje darán hoy una conferencia de prensa que se podrá seguir por www.facebook.com/R3DMX
*Lea el reportaje en The New York Times