Urgen a investigar integralmente caso de Julio César Mondragón ante ineficiencia anterior; piden priorizar línea de tortura

*EAAF entrega resultados de dictamen; sospecha intervención de documento cortante pero el estado de los restos no permite ampliar estudio. 

chrome_2016-07-12_09-02-53Ciudad de México, 12 de julio del 2016. Ante los informes del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sobre el caso del normalista de Ayotzinapa Julio César Mondragón, la familia y las organizaciones coadyuvantes pidieron que se priorice la línea de investigación sobre tortura; denunciaron la insuficiencia de la investigación en el caso que condujo la Procuraduría de Guerrero y llamaron a que la Procuraduría General de la República (PGR) se aboque a la investigación desde una perspectiva integral que evite la mayor fragmentación de la indagatoria, «lo que conllevaría a analizar el futuro y la solidez de la acusación que se sostiene en el proceso penal que se sigue ante un juzgado local en Iguala por estos hechos», sostuvieron en un comunicado.

 El día de 30 de junio del 2016, el Equipo Argentino de Antropología Forense entregó su dictamen sobre la exhumación, identificación y causa y circunstancias de muerte de Julio César Mondragón Fontes ante el Juez del fuero local del estado de Guerrero, en donde se encuentra radicada la causa penal iniciada por el homicidio, sucedido entre el 26 y el 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, durante los ataques de la Policía Municial, otros cuerpos policiacos y presuntos integrantes de un cartel contra los normalistas.
Los restos de Julio César Mondragón Fontes fueron inhumados por sus familiares en su panteón familiar en  el Estado de México  el 1 de octubre del 2014, poco tiempo después de la realización de su primera autopsia. La familia y sus representantes legales pidieron al EAAF un peritaje para corroborar la identificación inicial de los restos; revisar causa y   modo de muerte y revisar la posibilidad o existencia de tortura. Los nuevos estudios fueron también recomendadas por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).
Los restos de Julio César fueron exhumados por personal periciales de la PGR, la Procuraduría General de Justicia (PGJ) del estado  de Guerrero y EAAF del panteón familiar en el Estado de México el día 4 de noviembre del 2015. Los restos fueron trasladados a Ciudad de México donde fueron examinados por peritos de EAAF y PGR, ante observadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) desde el 4 y 7 de noviembre del 2015. Los restos de Julio Cesar fueron reinhumados el 12 de febrero del 2016.
El EAAF concluyó que los análisis confirman que los restos sí se tratan del estudiante Julio César Mondragón; que la causa de la muerte fue traumatismo craneoencefálico por instrumento contundente y que el alto número de lesiones, su severidad y su ubicación en el cuerpo  escenifican una golpiza severa con múltiples impactos en zonas de vital importancia como son el tórax y el cráneo .
Aunque la causa de muerte identificada por el EAAF es similar a la obtenida también por la PGJ de Guerrero en su primera autopsia, durante el segundo examen se documentaron un número considerablemente mayor de traumatismos en tejido óseo y en tejido blando y se realizó una descripción más profunda sobre las lesiones y su origen especialmente en cara, cráneo, cuello y tórax.
Los peritos señalaron que las fracturas en cráneo ocurridas alrededor del momento de la muerte fueron severas y abarcaron especialmente el lateral derecho, base de cráneo, área posterior y fragmentación masiva en cara, mientras que en el tórax en particular se registró un número más alto de fracturas de costillas. En la autopsia inicial se señaló la presencia de dos costillas fracturadas mientras que en el segundo examen pudieron documentarse por lo menos 12 costillas fracturadas. También en este segundo examen el EAAF encontró fracturas en dos vértebras dorsales y en una vértebra lumbar que no se habían reportado anteriormente. La autopsia inicial reportaba lesiones en pulmones, cerebro y abdomen; en la segunda autopsia el EAAF documentó hemorragias en regiones similares, describiéndolas con mayor amplitud. «Todas estas lesiones ocurrieron en circunstancias alrededor de la muerte y son de origen contundente (a diferencia de heridas cortantes o por proyectil de arma de fuego). No se encontraron lesiones compatibles con el paso de proyectil de arma de fuego», estableció el EAAF.
El dictamen señala que la cara presenta también multitraumatismo de tipo contundente severo. «La herida en el cuello que se  difundió  ampliamente en medios  de comunicación en opinión, del EAAF presenta por un lado huellas de actividad de fauna  como señaló la primera autopsia, pero  también presenta áreas con sospecha de intervención de instrumento cortante. Lamentablemente, a más de un año después de su fallecimiento y enterramiento, y luego de diferentes intervenciones medico forenses realizadas después de su fallecimiento, los restos ya no se encuentran en las mismas condiciones para su examen que en septiembre del 2014 cuando sucedió el homicidio y  no nos permite ahondar en mayor detalle en  este aspecto», detallaron los peritos argentinos.
El EAAF consideró, en cuanto a la existencia de tortura, que corresponde al Ministerio Público y a las autoridades judiciales su determinación. Resaltó que a través de este segundo examen se ha ampliado considerablemente la información sobre el homicidio de Julio César Mondragón, especialmente en lo que hace a las circunstancias de su muerte, permitiendo contestar  las preguntas de la familia.
El día de ayer, la CNDH presentó un informe sobre el caso, en el que determinó que Julio César murió a causa de golpes y que solamente fue fauna local la que retiró el rostro del joven.