*La incineración de residuos peligrosos y de basura por la industria cementera, entre las principales fuentes de contaminantes; piden habitantes solidaridad.
Ciudad de México, 15 de junio de 2016. Luego de hacer un recorrido por la cuenca cementera de los municipios de Atotonilco, Hidalgo, y de Apaxco, Estado de México, Raúll Montenegro, premio Nobel Alternativo, y Carlos Arribas, activista de la federación española Ecologistas en Acción, expresaron su preocupación por las diversas fuentes de contaminación que se encuentran concentradas en dicha zona y declararon estar en presencia de una «región de sacrificio para los pobladores» en la que son urgentes medidas de remediación.
Ante este panorama, la población de estos municipios, el Laboratorio de Investigación en Desarrollo Comunitario y Sustentabilidad, el Frente de Comunidades en Contra de la Incineración, el Movimiento Ambientalista Pro-Salud, la plataforma Apaxco-Comunidades por la Vida y la Fundación para el Desarrollo Integral Apaztle, solicitaron al Colegio de Premios Nobel Alternativo Right Livelihood Award y a la federación española Ecologistas en Acción un pronunciamiento público internacional para que el mundo observe lo que está ocurriendo en esta región sus impactos en la salud ambiental y humana de sus pobladores.
Carlos Arribas sostuvo que la situación que se vive en esta región es preocupante, y que es un lugar que exige medidas urgentes de remediación y sanidad ambiental. «La población residente de esa comarca tiene el derecho a respirar un aire de calidad y a un medio ambiente sano y saludable», insistió. Llamó a que las instalaciones industriales que no se clausuren adopten las mejores tecnologías disponibles para reducir las emisiones contaminantes y aumentar la eco eficiencia. Raúl Montenegro señaló que muchos estudios ya han acusado la insostenible situación sanitaria y ambiental creada por más de 115 fuentes de contaminación en el eje Tula-Tepeji-Apaxco, que es no solamente una de las regiones más contaminadas de México, sino del mundo. Subrayó que “el área afectada por fuentes de contaminación en Apaxco y Atotonilco es de tal magnitud que su resultado es una vasta región de sacrificio para una población total cercana a las 60 mil personas”.
Las organizaciones indicaron que el Estado debe de reconocer que se trata de una región de sacrificio donde es urgente tomar las medidas adecuadas para resolver la situación. Raúl Montenegro sostuvo que esta región “es como una trampa social y ambiental. La ausencia del Estado favorece la contaminación salvaje, muchas de las familias afectadas tienen alguno de sus miembros trabajando en las mismas empresas contaminadoras y la grave situación ambiental reduce escandalosamente el precio de las viviendas locales. Aún quienes quieren irse a lugares menos contaminados enfrentan serios obstáculos prácticos para hacerlo”.