Romper las cadenas de la mentira

*El gobierno en lugar de investigar las conversaciones de las autoridades que participaron en la desaparición de nuestros hijos, está interviniendo nuestras llamadas para hablar mal de nosotras. 

chrome_2016-04-19_10-49-27Tlapa de Comonfort, Guerrero, 19 de abril de 2016. Se nota que las autoridades no quieren que se sepa la verdad, por eso se oponen a que los expertos sigan más tiempo. Luego se ve que el gobierno quiere cerrar el caso. Está usando otras formas para atacarnos. Nos calumnia, interviene nuestros teléfonos para difundir lo que platicamos. Quiere hacernos pelear y no pierde la oportunidad para publicar cosas que nos hagan ver como malos, como si fuéramos delincuentes. Eso fue lo que hicieron con don Mario y con el licenciado Vidulfo. Filtraron esas llamadas para que los periódicos y la gente que escribe para el gobierno se encargaran de difundir que tenemos relaciones con la delincuencia y que Vidulfo nos desprecia.

El gobierno así es, traicionero y malo. Primero dijo que nuestros hijos estaban con los rojos. Que iban armados y que en los autobuses iba gente del narco. Después de que los expertos echaron abajo todas las mentiras del Murillo, empezó una campaña contra ellos y ellas. Los maltrataron y los presentaron como personas que defienden a los delincuentes. Luego atacaron a don Emilio Álvarez, que vino con los comisionados a vernos a la normal. Contra él la misma PGR se prestó para darle entrada a una denuncia que no procedía. Ahora que estamos pidiendo que continúen los expertos, los ataques van contra nosotros y nuestros abogados. No sabemos qué mas van hacer y qué otras cosas van a publicar estos días. Ellos no están pensando en cómo avanzar en las investigaciones y en la búsqueda de nuestros hijos, están planeando cómo van atacarnos, cómo van a dividirnos y cómo van a sostener su mentira.

El gobierno en lugar de investigar las conversaciones de las autoridades que participaron en la desaparición de nuestros hijos, está interviniendo nuestras llamadas para hablar mal de nosotras. Nos golpea por todas partes. No le importa nuestro sufrimiento. Lo que quiere es destruirnos, desaparecernos de su vista. No lo van a lograr. Mientras tengamos vida no nos cansaremos de exigirle al gobierno que nos diga dónde están nuestros hijos. Nadie nos va a callar ni nos puede impedir que denunciemos al gobierno por no investigar y por no buscar a nuestros hijos.

Todo México se enteró de que no estamos conformes con la investigación porque no hay avances. Todo lo que hacen las autoridades es reforzar la línea del basurero de Cocula. Así pasó con el tercer peritaje. Ninguna de nosotras sabemos qué pasó con los especialistas, tampoco conocemos el informe que hicieron. Ahora resulta que no pueden juntarlos para que nos informen los resultados que obtuvieron.

Con todo lo que está haciendo el gobierno no nos queda de otra que llamar a la sociedad para que nuestra lucha no quede en el olvido. Por eso este 24 tenemos que estar pendientes de lo que digan los expertos y expertas. Su informe nos da mucha esperanza, porque sabemos que ellos sí están comprometidos con la verdad. No les interesa quedar bien con las autoridades. Son gente profesional que tienen mucho valor y que sabrán decir las cosas con toda claridad. Corren el riesgo de que los ofendan o maltraten. Por eso tenemos que estar con ellos y apoyarlos. Ellos lo único que quieren es que como mamás y papás sepamos la verdad. Eso es lo queremos, aunque la verdad nos duela.

Hoy vivimos momentos cruentos por la violencia desatada tanto por las fuerzas estatales como los grupos criminales, lo preocupante es que el gobierno mexicano se cierra al escrutinio internacional. Niega la realidad objetiva de que la tortura es una práctica generalizada y de que existe colusión de las autoridades con la delincuencia organizada. Las autoridades le apuestan a silenciar a los padres y madres de familia, a encadenar la verdad con la salida del GIEI y a mantener una postura de fuerza para mantener los cotos de poder y encubrir a los perpetradores.

*Extracto de un artículo de opinión de Tlachinollan. Para leerlo completo, da click aquí