* Denuncian afectación a los recursos hídricos y amenazas a especias protegidas.
Ciudad de México, 31 de agosto de 2015. Por la «alarmante» deforestación en la selva de Hopelchén, Campeche, agravada por el cultivo industrial de soya transgénica y convencional, organizaciones defensoras de los derechos humanos, del medio ambiente y comunitarias presentaron dos denuncias populares ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y la Comisión Nacional del Agua.
La de Hopelchén es una de las últimas selvas de México, y las cifras de su deterioro son alarmantes. Estudios de The Nature Conservancy (TNC) informan que en los últimos años han sido deforestadas en la Península de Yucatán alrededor de 80 mil hectáreas anuales; para el 2013 desaparecieron más de 38 mil hectáreas de cobertura forestal en el estado de Campeche, lo que constituye la mayor pérdida en México. En Hopelchén, tan sólo entre los años 2000 y 2008 se perdieron casi 22 mil 300 hectáreas.
La agudización de la deforestación, insistieron las organizaciones, se dio por la apuesta gubernamental de impulsar en la región un modelo de agricultura industrial basado principalmente en el cultivo de soya. Ante ello, apicultores mayas interpusieron juicios de amparo para determinar la procedencia o no de esa siembra de soya transgénica, asunto que está en manos de la Suprema Corte de Justicia d ela Nación01.
Las y los apicultores y campesinos mayas, junto con organizaciones comunitarias, de derechos humanos y académicos, han constatado la dimensión de los daños ambientales en la región, donde los desmontes no están siendo controlados por las autoridades. En una visita reciente documentaron nuevas áreas deforestadas que suman varios miles de hectáreas.
«La deforestación, que en sí misma ya representa un impacto ambiental de proporciones mayúsculas, se ve acompañada de otras prácticas ligadas a la agroindustria, como la utilización de un gran número de agroquímicos, y la apertura de pozos (tanto de extracción de agua, como de absorción) a pesar de que toda la península de Yucatán es una zona vedada para esta práctica por el riesgo que existe de contaminación de las aguas subterráneas por su tipo de suelo», explicaron las organizaciones en un boletín de prensa. Por esto, «hay una grave afectación a los recursos hídricos de la región. La apertura de áreas agrícolas implica no sólo la destrucción de la selva, sino que también se realizan prácticas de nivelación del terreno que incluyen rellenar cuerpos de agua (conocidos como aguadas) y drenar zonas inundables a partir de la perforación de pozos de absorción. Esto afecta enormemente el flujo de agua superficial en el territorio y afecta la disponibilidad de agua para la fauna silvestre».
Además de la desaparición de cientos de aguadas en el municipio, enormes lagunas, como la de Cancabchén y la Laguna Ik, prácticamente se han secado. En la Laguna Ik, declarada el 25 de abril de 2013 patrimonio Biocultural-Hídrico del Municipio de Hopelchén, han sido deforestadas más de 1000 hectáreas de selva que la rodeaban. «Una parte de esta área ya está preparada para la agricultura y en sus inmediaciones se construye un pozo de absorción que parece tener como objeto que dicha laguna no se recargue naturalmente. Todo para beneficiar la siembra de monocultivos, muy probablemente soya transgénica», aventuraron los denunciantes.
De acuerdo con las organizaciones, la desaparición de selva y sus recursos hídricos en la región también pone en riesgo la vida silvestre de especies protegidas como el jaguar, el cocodrilo y el venado. «Se está perdiendo la gran diversidad biológica en la selva más importante del país», explicaron. «La deforestación y la afectación de los recursos naturales de la región impacta además, social, cultural y económicamente a los habitantes mayas de la región, pues prácticas tan importantes como la apicultura, oficio ancestral y una de las principales fuentes de ingresos para las comunidades indígenas, se enfrentan un serio riesgo al desaparecer la selva de donde se obtiene la miel y de la cual somos el tercer exportador a nivel mundial».
De la apicultura depende la mayoría de la población campesina maya en la región, incluso su valor de producción es mucho mayor que la producción de soya, sin mencionar su papel fundamental para la actividad agrícola y para la conservación de la biodiversidad.
Las organizaciones expusieron que la situación de afectación ambiental representa una grave violación al derecho humano a contar con un medioambiente sano, y consideraron que el gobierno de Campeche debe desarrollar políticas que promuevan e incentiven la agricultura ecológica, «ya que de lo contrario se pone en riesgo la biodiversidad y recursos como el agua y la tierra que son vitales para la producción de alimentos sanos en el Estado». Recordaron que es obligación tanto de Profepa como de Conagua realizar las inspecciones e investigaciones pertinentes, estableciendo las medidas precautorias necesarias para evitar que sigan afectándose de manera irreversible las selvas y recursos hídricos de la región, así como la sanción administrativa y en su caso denuncia penal, por los daños al medioambiente que se han perpetuado en la entidad.
Los promotores de la denuncia son Greenpeace México, Indignación, Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, Muuch Kambal, Centro Mexicano de Derecho Ambiental, Colectivo Apícola de los Chenes, Ma OGM Colectivo sin Transgénicos, Educación, cultura y ecología, Kookay Ciencia Social Alternativa y la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los derechos para todos y todas”.