Información Sididh, La edición de hoy, Uncategorized — junio 16, 2015 at 8:50 am

Violencia en Aquila por falta de pagos de minera Ternium

* Desaloja grupo de civiles a indígenas que protestaban por adeudo de regalías de la empresa. 

Camioneta dañada - César Vázquez
Camioneta dañada – César Vázquez

Ciudad de México, 16 de junio de 2015. Con violencia, un grupo de pobladores empleados por la minera Ternium desalojó el plantón que comuneros de San Miguel Aquila, Michoacán, mantenían a la entrada de la explotación, en demanda de que se les hagan los pagos de regalías que adeuda la empresa.

Los comuneros instalaron la protesta desde abril, con el objetivo de que la empresa les pague cerca de 10 millones de pesos que les debe, de acuerdo con el contrato firmado. Testigos afirmaron al portal MichoacánTresPuntoCero que a consecuencia de la agresión, perpetrada por personas pagadas por la empresa, resultaron varios comuneros heridos, así como vehículos dañados. «El 4 de mayo hubo un primer intento de desalojo, cuando una camioneta de la minera intentó arrollar a los manifestantes pasándose por alto el plantón, mientras que días después un grupo armado se paseaba por la zona para amedrentar a los comuneros», detalló el reportero César Vázquez.

La historia de la comunidad indígena de San Miguel Aquila y la minera Ternium (antes llamada Los Encinos) comenzó hace 30 años. La empresa pagaba solamente mil 500 pesos anuales a cada comunero por la ocupación de tierras.  La comunidad decidió exigir un pago de acuerdo con el volumen de mineral extraído. “Mataron a dos comisariados por eso. La comunidad detuvo la extracción por cinco años, pero luego regresó la empresa a seguir sacando el fierro sin pagar”, relató la comunera Ofelia Alcalá a Desinformémonos en 2013.

En 2011, después de una mesa de negociación en la que el gobierno estatal actuó como interlocutor y representante de la mina, se logró acordar un pago de 3.80 dólares por tonelada de material extraído. El pago convenido duró solamente dos meses. Los comuneros protestaron y el pago volvió, pero llegaron también las extorsiones del cártel de los Caballeros Templarios: 2 mil pesos mensuales por comunero. La comunidad aguantó la situación un año y medio, pero las exigencias de los delincuentes aumentaron, así como sus actividades: robo de autos, levantones y saqueo de materiales minerales en un lote diferente al que ocupa Ternium. Ni las autoridades ni la empresa tomaron cartas en el asunto.

La asamblea comunal tomó una decisión: el surgimiento de la guardia comunitaria. Los criminales y las autoridades municipales ligadas a ellos fingieron un conflicto intracomunitario, denunciaron los comuneros, lo que facilitó el golpe policiaco contra los indígenas. El 14 de agosto de 2013, un operativo coordinado del ejército, la marina y la policía estatal entró a Aquila y detuvo a 45 integrantes de la guardia comunitaria; 2 más fueron asesinados. En ese momento, los pobladores denunciaron que con el ejército llegaron miembros del crimen organizado. Los comuneros intentaron dialogar pero fueron recibidos a tiros. Las armas de la guardia fueron decomisadas y los comunitarios detenidos fueron enviados a penales de alta seguridad. El presidente municipal volvió.

Después de la desarticulación de la guardia comunitaria, “vinieron cinco asesinatos, tres desapariciones forzadas y levantones por parte del crimen organizado de los que todavía se quedaron en la comunidad”, relató un comunero a Desinformémonos. La comunidad se desplazó y sus integrantes se fueron principalmente a Colima, el Distrito Federal y Jalisco. La mina siguió explotando el mineral «sin dejar beneficio alguno a la comunidad. La regalía que dan no es la que convenimos, pero aprovechando la situación de desplazamiento, ellos hacen lo que quieren», lamentó.

A principios de la década de los noventa, el gobierno federal otorgó a la empresa minera una concesión por 300 hectáreas, con un área de explotación de 73 de ellas, pero a la fecha Ternium ha invadido 200 hectáreas.

La comunidad decidió no incorporarse a las autodefensas por la desconfianza existente hacia las autoridades, que los reprimieron apenas cinco meses antes de la conformación de los grupos armados civiles.

Con información de MichoacánTresPuntoCero y Desinformémonos