Información Sididh, La edición de hoy, Uncategorized — noviembre 26, 2014 at 9:00 am

La tortura sexual no es un hecho aislado, es parte de la represión del Estado: Italia Méndez

*La tortura sexual trae consigo severos impactos: Culpa, vergüenza, estigma y miedo, señaló la activista

Por Olivia Vázquez Herrera

Bárbara Italia Méndez, denunciantes de tortura sexual en Atenco | Foto: César Martínez
Bárbara Italia Méndez, denunciantes de tortura sexual en Atenco | Foto: César Martínez

México, DF, 25 de noviembre. En el contexto del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres, Bárbara Italia Méndez Moreno, defensora de derechos humanos y sobreviviente de tortura sexual en Atenco, Estado de México, en 2006,  mencionó que esta práctica no es un hecho aislado, sino que forma parte de la represión política que el Estado ejerce para imponerse y para “someter a aquellos que han sido declarados enemigos y quienes cuestionan de forma tácita su poder”.

Asimismo, y citando a la psicoterapeuta Clemencia Correa, Italia Méndez señaló que “la tortura sexual tiene un fin de agredir principalmente a mujeres de forma deshumanizada y sádica, con esta clase de tortura se busca humillar, degradar, someter a las mujeres a una condición extrema de pasividad poniendo en cuestión todo su ser. En la tortura sexual está en juego las condiciones particulares de género, su rol femenino; su identidad sexual”.

La defensora de derechos humanos relató, durante el cierre anual de la campaña Rompiendo el silencio. Todas juntas contra la tortura sexual, impulsada por ella y otras 10 mujeres que también fueron víctimas de la represión policial en Atenco, que la tortura sexual genera impactos severos en la vida de las mujeres, pues trae consigo culpa y vergüenza, la primera recae sobre los compañeros que habían sido también torturados, quienes decían que podían haber hecho más para protegerlas.

La segunda, recae sobre las víctimas, pues “el hablar en público sobre la sexualidad es un tema muy difícil de afrontar, enfrentar el escarnio público resulta lacerante, se confronta la iniciativa de denunciar con la desnudez de hablar públicamente de algo tan íntimo y doloroso”, aseguró la activista. Además, las víctimas de tortura sexual constantemente son estigmatizadas y tienen que enfrentarse al señalamiento y a la discriminación, “las violadas de Atenco, nos decían”, recordó Italia Méndez.

A la culpa, la vergüenza y el estigma, se une el factor miedo, no sólo como medio sino como fin último, pues es a través de éste que el Estado “pretende transformar a la sociedad en colaboradora fiel a sus designios e intereses. Es a través del miedo que se pretende paralizar, romper, fracturar el tejido social y toda organización que represente oposición”, dijo. Esos cuatro elementos, junto con la impunidad, alimentan la percepción de que no hay esperanza o justicia, “que nada hay que hacer frente a esto, salvo rendirse para preservar lo que nos queda”, precisó.

Bárbara Italia aseguró además, que anteriormente la tortura sexual formaba parte de una estrategia dirigida únicamente a mujeres que luchaban o tenían participación en organizaciones sociales o políticas; no obstante, y a partir de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, emprendida por Felipe Calderón, es que comienzan a conocerse casos de mujeres presentadas ante los medios, quienes previamente fueron detenidas arbitrariamente “y sometidas a atroces sesiones de tortura física y sexual, con la finalidad de inculparse e inculpar a otros en ilícitos que no cometieron”.

“¿Se trata de un descontrol de los cuerpos policíacos, militares y de la marina?”, preguntó la activista, “por supuesto que no, se trata de una violencia metódica, planificada, con un fin particular; someter a la sociedad mexicana mediante el horror. Detenciones arbitrarias, tortura, asesinato, desapariciones forzada; todos estos, son componentes de una estrategia encarnizada que ha emprendido el Estado mexicano, con el objetivo principal de desarticular cualquier forma de resistencia”, denunció la defensora.

Por ello la necesidad de crear lazos solidarios con otras mujeres que desgraciadamente han pasado por lo mismo y así “reconstruir la memoria, descomponer la victimización (…) Romper el silencio nos permite romper el círculo de la impunidad y el aislamiento que el poder nos impone (…) Por memoria, justicia y reparación para todas y todos los que han sufrido la represión del Estado mexicano. No olvidamos, fue el Estado”, concluyó Méndez Moreno.