«Desde que llegué a México, los agentes del Instituto Nacional de Migración me robaron; quería llegar a Tjuana, pero todo se esfumó; sólo llegue a Ixtepec (Oaxaca) en el trayecto en La Bestia me secuestraron las pandillas, me exigieron 5 mil dólares, no los tuve y me dieron 26 machetazos en la espalda, me golpearon y fracturaron la tibia y el peroné, me cortaron el talón de Aquiles y tuve una fisura en el cráneo de 10 centímetros», es un testimonio que ayer escucharon las y los integrantes del Tribunal Permanente de los Pueblos. La Jornada