Batalla ganada contra Mareña Renovables, empresa eólica

*Opinión

Por Fernando Ríos/Centro Prodh

Imagen retomada de Sipaz

Oaxaca.- El Secretario de Turismo y Desarrollo Económico de Oaxaca, José Zorrilla, anunció en mayo pasado, la cancelación del proyecto eólico en la barra de Santa Teresa, del municipio de San Dionisio del Mar. Esto constituye por ahora una batalla ganada a los proyectos depredadores que se han instalado en el sur de Oaxaca, sin la mínima consulta a los pueblos indígenas huaves Ikoots y zapotecas binnizá.

Todo inició cuando los peces de la laguna de Santa Teresa arribaron muertos a la playa. Esto alertó a los pescadores Ikoots de San Dionisio del Mar, en el Istmo de Tehuantepec, quienes no habían visto algo igual. Previamente la empresa Mareña Renovables, había llegado con un equipo de ingenieros y biólogos a realizar algunos experimentos en la barra de Santa Teresa. Esto les hizo pensar a los pescadores que los peces muertos se debían probablemente a lo que habían hecho los trabajadores de la empresa.

Los pescadores ikojts viven en varias comunidades alrededor de las lagunas inferior y superior, donde corre viento todo el año. Para la mayoría de estos pobladores, el mar es lo único que tienen y no es poco, porque ahí encuentran su hogar y el espacio que aman. Por otro lado, la empresa Mareña Renovables es una empresa con capital económico de Holanda, Japón, Australia, España y México; y es una empresa generadora de electricidad, que se suscribe en lo que se le ha llamado energía limpia.

Sin embargo, ¿Qué tan limpia puede ser una empresa que contamina las tierras y el agua, mata a las aves y a los peces? Los pueblos Ikoots y Binnizá han denunciado que la supuesta energía limpia y renovable no lo es, además que es una amenaza para las y los habitantes que viven del mar.

El pueblo de San Dionisio del Mar se dio cuenta hace más de año y medio de la corrupción en la que había incurrido su presidente municipal, así como de las autoridades agrarias al firmar un convenio con la empresa eólica. La firma del contrato amañado permitía el usufructo de un mil 643 hectáreas en la barra de Santa Teresa, donde se pretendía construir 270 aerogeneradores para la producción de 396 megawatts, como se puede ver en la página oficial de la empresa. Cada aerogenerador tendría 80 metros de alto y derramaría cientos de litros de aceite sobre la tierra, además de la vibración constante mataría o ahuyentaría a los peces.

Por más de un año y medio, los pescadores de San Dionisio y de Álvaro Obregón, han enfrentado valientemente a la empresa. El contubernio entre autoridades federales, estatales y municipales con Mareña Renovables ha desembocado en un hostigamiento abierto contra de las comunidades, atentados contra la vida de los defensores.

El anuncio oficial de la cancelación del proyecto eólico es una demostración de cómo están operando los 16 parques eólicos instalados: sin respeto al medio ambiente, sin consulta de los pueblos indígenas, sin transparencia y sin cumplimiento de las leyes y reglamentos.

La lucha de los pueblos Ikoots y Binnizá constituye un proceso esperanzador para todos los pueblos que se rebelan contra las empresas extractivas y eólicas que buscan despojarlos de su tierra, mar y territorio.