La iniciativa de reforma energética presentada el lunes pasado por el presidente Enrique Peña Nieto está claramente orientada en contra de los intereses de México, pues al quitarle al Estado la exclusividad para manejar áreas estratégicas de la industria petrolera éstas no se desarrollarán ni habrá mayor crecimiento económico del país, como lo demuestra el ejemplo fallido de la apertura al sector petroquímico autorizado en 1992, advirtió Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. La Jornada