Inició la Cruzada Nacional Contra el Hambre en un ambiente exaltado, y en el acto, Luis Ignacio Lula da Silva proclamó que el hambre no era por falta de recursos, sino “por falta de vergüenza de gobernantes en el mundo que no se preocupan por el pueblo pobre” y le dijo a Peña Nieto que “no les falte” [a los pobres].
Las palabras del ex presidente brasileño tienen como presupuesto que el Estado es responsable del hambre, así como de otras carencias y violaciones que sufren sus ciudadanos. Y son las acciones deliberadas de los gobernantes de hacer o dejar de hacer las que producen el hambre o la miseria. El hambre constituye en nuestro país una grave violación a los derechos humanos, es la incapacidad del Estado de no asegurar el derecho a la alimentación, como resultado de la gravísima desigualdad que se vive en México.
Así es que resulta inadmisible que en el sexenio pasado haya crecido el número de pobres; por lo mismo resulta jactancioso que encontremos en la opinión pública la idea de que Calderón hizo muy buen trabajo en economía pero no supo publicitarlo al estar sólo concentrado en su guerra. Sin embargo, los 52 millones de pobres y los otros seis llamados con el eufemismo de “vulnerables por ingresos” desenmascaran al gobierno panista.
El actual presidente parece seguir la misma ruta que su predecesor; los señalamientos sobre el diseño del programa no han sido respondidos, ¿Por qué sólo 7.5 millones de pobres son atendidos, mientras que los que están en pobreza extrema son más de 11.3 millones? ¿Su objetivo es que no haya más personas hambrientas en México? ¿Cómo se asegura el éxito del programa si no tiene presupuesto? ¿Por qué invitaron a las empresas de Pepsico y Nestle? ¿Acaso no son éstas las que también tienen responsabilidades con su producción de alimentos chatarra? ¿Cuáles son los indicadores para señalar que efectivamente habrá menos personas hambrientas en México?
Por otro lado, desde que el programa fue presentado se señaló que la Cruzada estaba realizándose con la vieja fórmula del clientelismo político en las localidades donde habría elecciones en este año. Esto ya empezó a demostrarse y a reconocerse por la Secretaria de Sedesol, Rosario Robles, cuando destituyó a algunos de sus funcionarios en Veracruz. Por otro lado también se ha demostrado el conflicto de intereses con las empresas involucradas, supuestamente para hacer “galletitas”nutritivas, la hermana de la dirigente perredista ahora secretaria tiene nexos empresariales con Pepsico. Además del conflicto obvio de intereses de las empresas mencionadas con el programa gubernamental.
Las palabras de Lula da Silva han sido capitalizadas como apoyo a Peña Nieto, sin embargo parecen más una denuncia implícita contra los gobernantes mexicanos. La desvergüenza del actual Presidente ha quedado comprobada de forma patente. Nuevamente nos encontramos con un programa asistencial, clientelista y manipulado que sigue afectando la dignidad y los derechos de millones de ciudadanos.