El día de ayer, el defensor de derechos humanos, Nataniel Hernández director del Centro de Derechos Humanos Digna Ochoa, organización chiapaneca que forma parte de la Red TDT, fue detenido en una mesa de negociación con el Subsecretario de Gobierno del estado de Chiapas, Benigno Hernández. Por unas horas se desconoció su paradero y el motivo de su detención. Por la tarde de ayer, se le dejó en libertad.
Este evento no es un hecho aislado, sino que comparte con otros similares un proceso de violencia, que en muchos casos tienen en común la agresión sistemática, a través de procesos judiciales. Debemos estar atentos a lo que ocurra con nuestro compañero Nataniel.
El trabajo de los defensores de derechos humanos, en muchas regiones de México se encuentra amenazado. Son numerosos los casos registrados en los últimos seis años de defensores que han sido asesinados, golpeados o desaparecidos.
Las violaciones a sus derechos son un atentado contra la sociedad mexicana, pues se busca con estos atentados que la ciudadanía se encuentre bajo el velo de la opacidad y el silencio. El asesinato y las intimidaciones a los defensores, promotores comunitarios o a quien ejerce un servicio solidario, son extremadamente preocupante en el contexto que vive el país, pues quienes defienden están sufriendo en carne viva la violencia de Estado.
No es posible que una actividad tan vital esté siendo uno de los oficios más peligrosos; se encuentra en juego, la renuncia de los derechos humanos a quienes defienden y los derechos de los mismos defendidos.