La lucha de Atenco se convierte en esperanza

presentación libro atencoEl día de ayer por la tarde, el Centro Prodh tuvo la oportunidad de acompañar en el cierre del ciclo escolar a los y las alumnas del diplomado en Derechos Humanos impartido por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). Esto, con el objetivo de presentar la más reciente publicación editada por la organización: Atenco: 6 años de impunidad, 6 años de resistencia.

Partiendo de un contexto general de la situación que llevó a la organización de la protesta social entre campesinos y locatarios de Atenco y Texcoco, las abogadas del Centro Prodh señalaron que, a partir de la documentación de casos que se ha podido realizar, bien se puede advertir que las violaciones a derechos humanos de las mujeres en el Estado de México son sistemáticas y se han convertido en una política de Estado. Además, destacaron el uso común de la fuerza pública para desmovilizar la vida comunitaria y la resistencia social.

Por su parte, Clemencia Correa, investigadora y académica de la UACM, destacó que la denuncia de las once mujeres que sufrieron tortura sexual por parte de policías en el Operativo Atenco de 2006, abre tabúes en una sociedad mexicana que no está acostumbrada a enfrentarse con la verdad; mucho menos, cuando se demuestra la lógica dominante y machista del Estado. En este sentido, explicó que la violación sexual perpetrada por agentes estatales no implica un acto que agravie sólo a la víctima, sino que daña a la sociedad entera; este hecho, incluso, es capaz de poner en duda la virilidad de los hombres, quienes experimentan fuertes sentimientos de culpa por no haber podido defender a las mujeres de su comunidad.

Finalmente, llegó el turno de hablar a Bárbara Italia Méndez, mujer sobreviviente de tortura sexual y quien, junto con sus otras diez compañeras, ha llevado un proceso de búsqueda de justicia que ahora se encuentra ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Italia expuso que las consecuencias de la violencia ejercida contra ella fueron, en un primer momento, la tristeza y la depresión, al considerar que en este mundo todo estaba perdido. Sin embargo, se dio cuenta de que en la cárcel, después de su detención injusta, las compañeras fueron capaces de sobreponerse y alentarse las unas a las otras. A partir de tomar conciencia de que estaban vivas y de que tenían fuerzas para continuar, se dieron cuenta de que, a pesar de la tortura y el horror, podían continuar, reivindicarse a sí mismas, reivindar sus cuerpos.

Ante un público verdaderamente sensibilizado y conciente, Italia narró el proceso de volver a ser ella, de volver a sentirse persona y a concebirse como tal. Por supuesto, no dejó de lado la necesidad de justicia y reparación del daño, entendiendo esto no sólo como una compensación personal, sino como un compromiso con todas las mujeres, para que nunca más, a nadie, le vuelva a suceder lo que ella y sus compañeras vivieron.