Es obvio que la estrategia de seguridad en el país no está funcionando, pero lo es para quien experimenta inseguridad, porque teme salir a la calle en la noche o porque sabe que puede ser objeto de delito. Sin embargo, ha habido una campaña de legitimación de la actual estrategia en la que afirman que es cuestión de percepciones alimentadas por los medios de comunicació; incluso se dice que los críticos, con sus denuncias, protegen a los criminales y que sin las Fuerzas Armadas en las calles el país estaría peor.
Por otro lado, se han desoído las propuestas de académicos, organismos de derechos humanos, organizaciones de la sociedad civil e incluso de organismos internacionales. Temas relevantes como la seguridad ciudadana, las redes financieras que posibilitan el lavado de dinero, los derechos humanos o el combate a la desigualdad han sido ignorados.
El Observatorio Nacional Ciudadano alertó en una investigación reciente que los delitos de alto impacto han aumentado: el homicidio doloso aumentó en un ocho por ciento con respecto a 2010, el robo con violencia tuvo un alza de 5.3 y el secuestro un 3 por ciento en el mismo período. Además, se reportó que cada vez más los delincuentes usan armas de fuego para amagar a las víctimas.
Por otro lado, sólo en Tamaulipas hubo 49 asesinatos de presuntos delincuentes cometidos por las Fuerzas Armadas, durante el mes de marzo; en Nuevo Laredo hubo tres enfrentamientos donde ocurrieron 27 de ellos, sin que medie ninguna investigación de por medio. La población realizó un bloqueo para exigir que el Ejército se retire y así paren los abusos. Además, sólo en Nuevo León ocurrieron 34 asesinatos; cabe decir que el incremento de las violaciones a los derechos humanos en esta entidad va aparejado con el elevado número de personas ejecutadas en el primer bimestre de este año, que ha alcanzado a ser de 308 personas.
La Secretaría de Marina triplicó las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, (CNDH) tras su intervención activa en el combate al crimen organizado desde finales de 2009, con el abatimiento del capo sinaloense Arturo Beltrán Leyva, en Cuernavaca, Morelos. En 2011, hubo 495 quejas contra la Marina. Son 11 recomendaciones las que ya suma y la última (72/2011) fue por un cateo ilegal por parte de 30 marinos el 15 de septiembre del año pasado en Toluca.
Además la Secretaría de Defensa Nacional (SEDENA) recibió una nueva recomendación (5/2012) de la CNDH por el asesinato de un hombre que vigilaba un terreno particular en García, Nuevo León. Los militares dispararon contra la víctima sin que ésta hubiera atentado contra su seguridad y, además, alteraron la escena de los hechos ocurrida en octubre de 2010.
En febrero pasado, el Secretario de la SEDENA, afirmó que el crimen organizado se había incrustado como una rémora en muchas instituciones del Estado, claro está sin reconocer que también en el Ejército. Sin embargo, el General en retiro Luis Garfias declaró que también hay colusión entre integrantes de las Fuerzas Armadas y organizaciones delictivas: 173 militares, desde generales hasta soldados rasos, han sido procesados por presuntos nexos con el narcotráfico (19/02/12. Reforma afirma que en el sexenio se ha sometido a investigación a 252 elementos del Ejército a partir de las recomendaciones de la CNDH y de ahí hay 19 sentenciados).
Por si fuera poco, el estudio de la investigadora Regina Bateson, de Yale, fundamentado en la encuesta Latinbarómetro, muestra que la victimización ante el crimen en México está positiva y significativamente asociada con casi todas las formas de militancia política y participación. Es decir hay una relación causal entre la victimización y la movilización. Aquí cabe señalar los asesinatos y todos los actos intimadatorios que han sufrido integrantes del Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad, encabezado por Javier Sicilia.
Los factores de crítica citados como muestra, reflejan el aumento en las actividades ilícitas y delictivas con un alto costo en las violaciones a los derechos humanos; señalan que el gobierno federal, además de ignorar alternativas no violentas, ha dirigido la fuerza de la violencia ante quienes se han inconformado con esta estrategia miope, violenta e ineficiente.