“En los diez años que estuve defendiendo los derechos humanos de los salvadoreños en Estados Unidos, Europa y México, conocí numerosos compatriotas suyos; ellos me mostraron un enorme compromiso con su tierra y con su gente. Desde el exterior contribuyeron enormemente a promover la democracia, la paz y la justicia en El Salvador”, dijo Rafael Moreno Villa, sj., al recibir la condecoración como “Amigo de El Salvador”.
28 de octubre 2011/Sididh/FRM.- El 26 de noviembre es decretado por el gobierno de El Salvador como “El día del salvadoreño en el extranjero”, mismo que se instituyó con el fin de celebrar con todos aquellos que han salido de aquel país centroamericano y siguen contribuyendo a su crecimiento. En este contexto se entregó el reconocimiento al “Amigo de El Salvador” a Rafael Moreno Villa, sj. La ceremonia sencilla y efusiva fue el marco para reconocer y agradecer a este defensor de los derechos humanos, que ha contribuido con El Salvador en su ardua búsqueda por la paz y la justicia.
Alfredo Díaz Barrera, cónsul general de El Salvador en México, fue quien resaltó que Rafael es jesuita y que, al igual que los jesuitas Ignacio Ellacuría y sus cinco compañeros mártires en 1989, ha contribuido y sigue contribuyendo con su vida a que su país sea mejor. Rafael llegó en la década de los setenta a la ciudad de Aguilares, en El Salvador, para colaborar con los trabajadores del campo, organizados en la Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (FECCAS), “ellos fueron quienes con su amistad, con su entrega incondicional a favor de la justicia, me compartieron e hicieron que me gustaran las pupusas, me enseñaron a amar al pueblo salvadoreño desde sus sectores más desprotegidos, explotados y reprimidos” expresó el jesuita mexicano.
El cónsul general comentó que en el pueblo salvadoreño se encuentra muy viva la memoria de Moseñor Romero y de los seis jesuitas asesinados en la Universidad Centroamericana (UCA), así como de el Padre Rutilio Grande, párroco de Aguilares, asesinado en el camino al Paisnal, junto a tantos celebradores de la Palabra que murieron en esa época. Con ellos se recuerda a Rafa Moreno, a quien trabajó muy cerca de ellos y que como él dijo “la vida y el martirio de estos hombres influyeron de manera determinante en la integración de mi fe cristina y mi opción por la justicia a favor del pueblo salvadoreño”. Los asistentes expresaron: “este hombre nos ha mostrado una de las facetas más hermosas del ser humano”.
El diploma y la medalla entregada es “muestra de agradecimiento por su invaluable contribución al fortalecimiento de los lazos de amistad que unen a nuestras naciones y especialmente por su cariño al pueblo salvadoreño”. El amor discreto de Rafael se expresó de una manera privilegiada cuando promovió resoluciones favorables para el país centroamericano ante la Organización de las Naciones Unidas, en el cabildeo con instancias internacionales, como asesor del proceso de paz y finalmente como verificador de los acuerdos firmados en Chapultepec, en 1992.
Los participantes mexicanos en el evento expresaron su apuesta por una integración latinoamericana más fraterna, que no sólo sea expresada con tratados de libre comercio, sino que haya un cese a las graves y numerosas violaciones contra los transmigrantes centroamericanos que atraviesan México. Es en este sentido que Rafael trabaja actualmente en el Servicio Jesuita a Migrantes para brindar ayuda humanitaria, pastoral y de defensa de los derechos humanos de los transmigrantes centroamericanos, muchos de ellos salvadoreños y salvadoreñas, en su paso por México.