La madre de Pedro, Cecilia Sánchez está desconsolada, no puede hablar de su hijo sin empezar a llorar sin descanso. Tiene los ojos hinchados y el coraje se le escucha en cada palabra. Los trabajadores ya habían denunciado las malas condiciones en la mina. Siente que a los mineros los tratan como animales y no como trabajadores.
Para muchos en esa mina se vivía la crónica de una muerte anunciada. Rosa Carmen Martínez Cortés, recuerda en el velorio que su hermano Mauricio Martínez Cortés, le decía que la mina no tenía mucha seguridad, que de repente le daba miedo. El cuerpo de Mauricio fue el primero en ser rescatado.
* Información e imagen de Milenio