El silencio en el periodismo equivale a la muerte de la democracia, sin importar la tendencia ideológica de quien escribe o publica. La sociedad pierde, los ciudadanos pierden, la democracia pierde. PEN México está de luto no sólo por el asesinato de un periodista comprometido y cronista indispensable del narcotráfico como Javier Valdez Cárdenas, asesinado el 15 de mayo, también por los otros siete colegas suyos asesinados este 2017, por los más de cien periodistas fallecidos de muerte violenta desde el año 2000. Ayer, finalmente, el presidente Enrique Peña Nieto se pronunció y propuso medidas ante la sociedad. Lo hizo desde la soledad del poder, porque no incluyó periodistas que aportaran ideas, pero lo hizo y es importante porque se reconoce, finalmente, que existe un problema muy grave. Además, se abre la puerta para que la sociedad civil y los periodistas exijan el verdadero cuidado y protección a los comunicadores y al derecho a la libertad de expresión.
Ojalá el Presidente cumpla con estas promesas. Lo central -en este país enrarecido donde, durante el último mes, han sido ahorcados dos jóvenes con cables telefónicos, asesinado un niño de dos años y violadas su mamá y su hermana, además de ser asesinada la madre activista de una muchacha desaparecida a pocos días de que el homicida saliera de la cárcel- es terminar con la impunidad. El mensaje es importante también porque serán atendidos, es la promesa, los estados que más riesgo tienen.
Dos preguntas por último: ¿Qué quisieron decir el Presidente y sus asesores con esa referencia a los periodistas serios en los últimos tres minutos del discurso? ¿Será aumentado el presupuesto?
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