El periodismo se vuelve incomodo para aquellos involucrados en las verdades que se vierten a través de la palabra, como dice el dicho “la verdad no peca pero incomoda” y a pesar de la antigüedad de esa frase, esto nunca ha sido diferente y no va a cambiar. La verdad duele, a veces avergüenza o nos hace sentir orgullosos, pero nos gusta contarla en primera persona, quien hable de ella se vuelve un intruso, incluso, un enemigo. Pero una cosa es que la verdad incomode y otra muy distinta es que queramos borrarla o desaparecerla, la verdad está ahí, pero ciertas condiciones pueden hacerla difícil de encontrar. Una de estas, es esa impunidad.
La semana pasada, en el marco de las audiencias ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dije que la impunidad imperante en México nos esta costando la historia y lo dije pensando en que las violencias contra la libertad de expresión significan, hoy más que nunca, una amenaza a la forma en la que se está construyendo la verdad, en que la sociedad está recibiendo la información.
Tres periodistas asesinados en un mes, once en 2016, 30 periodistas en lo que va del sexenio de Enrique Peña Nieto y 103 desde el 2000, estos son los números de la impunidad… ¡Basta de balas! La sociedad grita ¡justicia y verdad!
*Lea el artículo completo en Sin Embargo.