Hoy, 5 de diciembre, tendrá lugar la 159 Audiencia Pública de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en esta ocasión teniendo como sede Panamá. En ella, representantes de más de 40 asociaciones civiles defensoras de derechos humanos y de comunidades indígenas mayas denunciarán ante el organismo y autoridades gubernamentales de México la gravedad de la situación de los derechos humanos que se enfrenta en el país a partir de cuatro rubros: personas afectadas por el desplazamiento interno, desaparición forzada, derechos laborales y pueblos indígenas en Yucatán.
¡Basta de invisibilizar el problema!, es el clamor que proclaman quienes acudirán a Panamá. Treinta y cinco países integran aún a la CIDH, pero de acuerdo con el secretario de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, vergonzosa e indignantemente el 40 por ciento de las denuncias proviene de México y la cifra de violaciones va en aumento en estos y en muchísimos otros rubros más.
Negro, aberrante panorama que, a pesar de ser expuesto en un foro internacional de la talla de la CIDH, lamentablemente no se modificará porque así el sistema, impávido, hierático, pero sobre todo ávido de poder y riqueza, lo quiere. De la misma manera como ha querido que estemos a unos días de cumplir 10 años de guerra fratricida sin que la realidad sea otra, muy distinta, de la que se advertía el 11 de diciembre de 2006. ¿Qué hacer? Por lo pronto denunciar, impugnar, exhibir, pero ¿hasta cuándo? El pueblo tiene la última palabra.
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