Aida Amalia esperaba en una taquería junto al ADO de Córdoba. Su hija, Viviana Guadalupe Rodríguez Chang, la había traído desde Puebla para que ella pudiera hablar con Rubén Figueroa, coordinador del Movimiento Migrante Mesoamericano, quien le daría noticias nuevas sobre su familia guatemalteca a la cual no había visto desde que tenía 13 años.
Durante la misma tarde Norma estaba esperando atrapado entre por los menos veinte cámaras lista a documentar el momento del reencuentro. Sería ella uno de los más de doscientos reencuentros que el MMM ha hecho en una década.
*Con información de Desinformémonos e imágen de Iván Sah / Avc Noticias