Bajo la lupa, La edición de hoy — noviembre 10, 2016 at 8:20 am

Guerrero: las desapariciones en curso/ Abel Barrera en Desinformémonos

¡Ahí está el detalle!

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A pesar de que el caso Ayotzinapa nos marcó como país, por los hechos atroces del 26 y 27 de septiembre de 2014, el clima de terror sigue cobrando muchas vidas en el estado. Una información reciente del periódico El Sur de Acapulco nos reporta mil 818 asesinatos en los 10 meses del año, 358 más que en 2015. Tan solo en el mes de octubre ocurrieron 162 muertes violentas, más de 5 asesinatos diarios. En Acapulco se consumaron 70, es decir, el 44% del total en el estado. Le siguió Chilpancingo con 25; Coyuca de Benitez con 11; Zihuatanejo 7; Iguala 5 y Chilapa 4. Las 6 ciudades más violentas del estado que se encuentran dentro de las 50 de todo el país.

Para ubicar la dimensión del problema de las desapariciones que hay en Guerrero tomamos como referencia la información vertida recientemente por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) que dice atender mil 829 casos de desaparición , siendo alrededor de 800 casos los que corresponden a Guerrero. Hablaríamos que una cuarta parte de esos casos han sucedido en Iguala, en los últimos 5 años. En la Montaña Baja del estado, principalmente en el municipio de Chilapa se han arraigado patrones de ajusticiamientos y desaparición de personas, que hasta la fecha las autoridades estatales y federales, no han tenido la voluntad ni la capacidad para contener esta avalancha delincuencial, a pesar de la militarización de la zona.

Todos estos casos no son de alta prioridad para las autoridades ministeriales. Continúan con sus mismos métodos y tratos discriminatorios a las familias indígenas. Su trabajo se reduce a tomar la denuncia; recogen los datos de las personas y solicitan un número de celular. La familia tiene que esperar más de tres meses para que le informen cómo va la investigación que siempre es infructuosa. Ante este desinterés y falta de compromiso de los funcionarios públicos con los familiares de las víctimas, son éstas últimas las que no tienen otra alternativa que iniciar la búsqueda de sus seres queridos. Nada ha cambiado de la tragedia que nos marcó con la desaparición de los 43 estudiantes, por el contrario, Guerrero se sigue desangrando y sumiendo en el pantano de la impunidad. Mientras tanto las desapariciones siguen su curso.

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