Estamos a unos días de celebrar el sexto aniversario de la escandalosa masacre de 72 personas migrantes en el municipio de San Fernando, Tamaulipas. El hallazgo de los cuerpos, amarrados, torturados, con el tiro de gracia. La mediocre investigación de los hechos y la nula justicia, da cuenta de la política migratoria del Estado mexicano: el desprecio por la vida y la nula importancia del horror que significa caminar por México sin papeles. Pareciera que el Estado mexicano tiene como estrategia precisamente el permitir que los grupos criminales hagan tanto daño a las personas migrantes y que las autoridades, especialmente la migratoria, administre impunemente la humillación en sus diversas formas para inhibir el masivo éxodo hacia el norte.
Cada año en La 72, que toma su nombre precisamente de la memoria de aquellos setenta y dos, recuerda en forma de denuncia esperanzadora la masacre de San Fernado. Del 21 al 23 de agosto llevaremos a cabo la Fiesta a la Esperanza, porque como dijo un teólogo latinoamericano, masacrado también: “So?lo uto?pica y esperanzadamente puede uno creer y tener a?nimos para intentar con todos los pobres y oprimidos del mundo revertir la historia, subvertirla y lanzarla en otra direccio?n” (Ignacio Ellacuría).
El 21 de agosto además de representar la masacre, donde los protagonistas son las personas migrantes que hospedamos, realizaremos un acto religioso ecuménico. El 22 conversaremos con personas que en México tienen otras causas: pueblos originarios, ambientalistas, desaparecidos, maestros, LGBT, etc. El 23 cerraremos con un maratón de documentales.
Que la memoria de los torturados y masacrados no nos permita dormir, no nos permita olvidarlos y olvidar el las causas de su muerte. Que su sangre derramada nos siga convocado para exigir justicia y un tránsito digno y libre. (Desinformémonos)