El pasado jueves 19 de mayo la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, y el subsecretario de Gobernación, Roberto Campa Cifrián, se reunieron con los padres de los 43 normalistas para prometerles que en breve se echaría a andar un mecanismo de seguimiento, supervisado precisamente por Cavallaro.
Es probable que ese día no conocieran la entrevista muy ruda que el funcionario internacional ofreció al Americas Quarterly y que se dio a conocer 72 horas antes.
(Se trata de una publicación con gran prestigio académico que nadie debería tomarse a la ligera).
Los argumentos del presidente de la CIDH no tienen nada de diplomáticos: «¿Cómo es posible que la investigación más exhaustiva en la historia criminal mexicana no haya sido capaz de informar dónde están las víctimas, cómo murieron y quiénes fueron los responsables? Si es tan poco lo que pudo producir durante todo este tiempo cabe preocuparse por el estado general de la justicia en México».
Concluye Cavallaro que, en adelante, habrá dos maneras de proceder: o se regresa a través del agujero del conejo hacia la versión insostenible de la PGR o bien se dan pasos ciertos hacia el conocimiento de la verdad.
Si lo segundo todavía le importa al Estado mexicano, entonces debe construirse un mecanismo de seguimiento que posea suficiente fuerza y compromiso para presionar a las autoridades mexicanas. (El Universal)