Nunca antes un secretario de la Defensa Nacional había tenido que salir al foro a expresar disculpas por un atroz acto de tortura realizado por sus subordinados. Le tocó inaugurar tal papel al general Salvador Cienfuegos Zepeda, quien calificó lo sucedido en Ajuchitlán del Progreso, Guerrero, de hechos irracionales y equivocados, que indignan y denigran a las fuerzas armadas
, por lo cual, en nombre de todos, ofrezco una sentida disculpa a la sociedad agraviada
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Sin embargo, el mérito específico de la disculpa pública y masiva (se realizó en la principal plaza, la Damián Carmona, del Campo Militar núme- ro uno y, según la información oficial, fue difundida a todo el país y a todos los miembros de la Sedena) languidece ya visto en contexto y en perspectiva. Dicha disculpa no fue oportuna, sino forzada por las circunstancias. Dicho de otra manera: si no se hubiera difundido el estremecedor video donde se ve a dos militares y una agente de la Policía Federal torturando a una mujer, es altamente probable que no se habría producido el reconocimiento de culpas y la emisión de una disculpa por parte del general secretario.
Los hechos sucedieron en febrero de 2015 y apenas en diciembre del mismo año la Sedena tuvo conocimiento oficial de ellos. Fue hasta el 5 de enero del presente año cuando fueron aprehendidos un capitán y una soldado que es policía militar. El 11 de enero se les dictó el auto de formal prisión por el delito de desobediencia. Todo manejado en el ámbito militar, ante un juez militar, con vista y desglose
del asunto para la Procuraduría General de la República, que no ha hecho ningún movimiento procesal importante, pues continúa investigando
. (La Jornada)