Después del duro informe dado a conocer antier por la CIDH, se esperaría una respuesta oficial a la altura de lo que ahí se muestra y de la gravedad de los hechos que han colocado a México en situación crítica. En lugar de una respuesta seria en donde se reconozcan los problemas, se enlisten las directrices de lo que se ha hecho y de lo que se piensa hacer ante tan difícil problemática, el gobierno mexicano decidió optar por la postura más ridícula y vergonzosa: la de un avestruz con la cabeza metida en un hoyo.
La airada respuesta a la CIDH muestra que el gobierno mexicano está transitando por un grave proceso de negación de la realidad. Ha construido, para sí, un mirador desde el cual ve un panorama diametralmente distinto al que ven, viven y padecen millones de personas.
La respuesta oficial que emitieron antier de manera conjunta Segob, PGR y SRE es uno de los peores síntomas de la grave crisis que retrata el informe y que el gobierno federal se niega a reconocer. (Reforma)