Ya sea por acción, omisión, negligencia, colusión, protección o complicidad, existe algún grado de responsabilidad en distintos niveles de la cadena de mando de los aparatos de seguridad del Estado en torno a las ejecuciones extrajudiciales de cinco personas, la tortura y asesinato del estudiante Julio César Mondragón y la detención-desaparición de 43 normalistas. Pero el procurador Murillo se niega a abrir esa línea de investigación, y de esa forma alimenta y perpetúa la impunidad castrense en materia de violaciones a los derechos humanos.
Evidenciado antes por el Equipo Argentino de Antropología Forense, Murillo Karam tuvo ahora en Ginebra su viernes 13. En ese contexto, y en el de una crisis ideológica en la coyuntura, de alteración profunda del bloque en el poder y también de una grave crisis de representación de los partidos políticos, no puede pasar desapercibida la reunión de la cúpula del Consejo Coordinador Empresarial con los mandos de las fuerzas armadas, general Salvador Cienfuegos (Sedena) y almirante Vidal Soberón (Semar), en el Club de Industriales.
Aunque con contradicciones en la coyuntura, quienes pusieron a Peña Nieto en Los Pinos recurren a las fuerzas armadas y piden ¡orden! (La Jornada)