*Exigieron acciones de búsqueda para dar con el paradero y presentación con vida de los 57 estudiantes desaparecidos
Guerrero, 28 de septiembre. En al menos cuatro eventos violentos relacionados, el pasado 26 de septiembre en Iguala, Guerrero, perdieron la vida seis personas, entre éstas tres estudiantes de la normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, 20 más resultaron heridas, uno de ellos, un estudiante que se encuentra en estado vegetativo y 57 se mantiene sin conocerse su paradero.
Ante ello, el Centro de Derechos Humanos de la Montaña de Tlachinollan, el Centro Morelos y la Red Guerrerense, acompañan y asesoran a las y los normalistas, así como a familiares de las personas desaparecidas.
Las y los afectados interpusieron una denuncia por el crimen de desaparición de personas, en agravio de los 57 estudiantes desaparecidos, también se inició una queja frente a la Comisión Estatal de Derechos Humanos del Estado de Guerrero.
Las organizaciones emitieron una Acción Urgente dirigida al gobierno federal y de Guerrero, en donde hacen llegar ocho exigencias, entre las que se encuentran: llevar a cabo una investigación independiente, expedita y eficiente de todos los hechos ocurridos el 26 y 27 de septiembre de 2014 en Iguala; sancionar a los policías municipales responsables de las ejecuciones extrajudiciales, así como a las autoridades municipales que omitieron y consintieron las graves violaciones a los derechos humanos descritas.
Asimismo, exigieron realizar las investigaciones y acciones de búsqueda para dar con el paradero y presentación con vida de los 57 estudiantes desaparecidos, así como implementar medidas cautelares a fin de garantizar y salvaguardar la integridad física y psicológica de las y los estudiantes desaparecidos.
Los hechos
El 26 de septiembre de 2014 a las 21:00 hrs, 80 estudiantes de la Normal Rural, Raúl Isidro Burgos se dirigían a la ciudad de Chilpancingo desde la ciudad de Iguala, a bordo de tres autobuses de la empresa Costa Line. Al salir de la central de autobuses, varias patrullas intentaron cerrar el paso, empezando a disparar de manera intermitente sin dar advertencia alguna. Después de una persecución, las y los normalistas fueron cercados.
Así, las y los normalistas descendieron para dirigirse a la patrulla que se encontraba estacionada frente a los autobuses, sin embargo, los policías municipales comenzaron a disparar de manera indiscriminada cayendo herido Aldo Gutiérrez Solano, alumno del primer año, quien se encuentra en estado vegetativo. Los estudiantes que se encontraban en el autobús de atrás fueron violentamente descendidos por los policías y sometidos. El resto de los normalistas se dispersaron en diferentes direcciones, al tiempo que los policías municipales seguían disparando. La balacera duró alrededor de 40 minutos. Los policías se llevaron aproximadamente 20 normalistas detenidos.
A las 24:00 hrs, las y los estudiantes informaron a los medios de comunicación que habían llegado al lugar de los hechos, junto a diversas organizaciones sociales, cuando arribó una camioneta RAM color rojo de la que descendieron varias personas con armas largas que empezaron a disparar indiscriminadamente en ráfagas. El saldo del eventos fue dos estudiantes muertos: Daniel Solís Gallardo y un estudiante de primer año que no ha sido identificado; además de cinco estudiantes heridos graves y dos los profesores. Esta segunda agresión duró alrededor de 15 minutos.
A las 7:00 hrs del 27 de septiembre, las y los normalistas se reagruparon en la Fiscalía de la zona Norte de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guerrero (PGJE). Las y los estudiantes declararon sobre los hechos.
Durante la segunda agresión muchos estudiantes se dispersaron, por lo que 57 estudiantes se encuentran desaparecidos, entre ellos las y los detenidos por autoridades municipales en los primeros hechos.
A las 16:00 hrs., en la Fiscalía dando seguimiento a las denuncia, el Ministerio Público les informó que a tres cuadras de donde ocurrieron los hechos habían encontrado el cadáver de un estudiante con visibles huellas de tortura, sin ojos y desollado del rostro; después de ser identificado por sus compañeros, éstos constataron que se trataba de Julio César Fuentes Mondragón.