El «accidente» de la mina de Buenavista, en Cananea, Sonora, que incluye un río importante, el Sonora, ya se ve que está impune ante el gobierno, aunque varios otros están en su contra. Las nuevas leyes nos indican que las trasnacionales petroleras extranjeras estarán todavía más impunes de sus futuros accidentes, ya legalizados. Hemos visto que se trata mejor a empresas extranjeras que a las nacionales, salvo que éstas sean «cuates» o parientes, y que a las petroleras las tratan mejor que a otras cualesquiera.
No sólo hablo de las leyes que se refieren directamente a la energía. La Ley de Aguas Nacionales, por ejemplo, se ocupa de los privilegios a trasnacionales petroleras y gaseras en materia de entregarles el agua que quieran para sus negocios, aunque la envenenen como sucedió en Sonora.Antonio Gershenson/La Jornada