Hace casi dos años, se conoció en México el hallazgo de más de 70 cadáveres en San Fernando, Tamaulipas. Hoy, la impunidad respecto a este caso continúa y más importante, el reclamo de justicia sigue vivo.
Los primeros informes sobre las 72 personas muertas no estaban completos, nadie sabía que esos 72 muertos eran migrantes que intentaron cruzar el territorio mexicano y en ese camino, fueron asesinados por negarse a participar en las actividades de los grupos de crimen organizado o pagar un rescate. Con el paso del tiempo, los medios de comunicación informaron sobre la identidad de las personas asesinadas, todas migrantes.
Si bien antes de este episodio, organizaciones de acompañamiento y defensa de los derechos humanos de los migrantes denunciaban las atrocidades y abusos cometidos contra centroamericanos por parte de agentes del Estado y grupos del crimen organizado, no fue hasta el hallazgo de ésta fosa común que la opinión pública comenzó a escuchar con atención la delicada situación de los migrantes en tránsito por México.
Según narraron entonces los periódicos, los cuerpos sin vida de 58 varones y 14 mujeres fueron localizados en un predio de San Fernando, Tamaulipas: «migrantes provenientes de Centro y Sudamérica, a quienes ejecutaron por la espalda. Muchos de ellos presentaban también el tiro de gracia. Los cuerpos estaban apilados y a la intemperie. Se presume que los autores son pistoleros del cártel de Los Zetas», informó La Jornada.
La Secretaría de Marina,informó que el único sobreviviente de la masacre llegó a un retén, donde aseguró a los marinos ser de Ecuador y, según su testimonio, salvó la vida al fingirse muerto. Inicialmente los marinos no le creían, y sólo porque estaba malherido, con un tiro en la espalda, decidieron enviar elementos al lugar.
Después la historia y los testimonios estremecieron al mundo entero.
Organizaciones de migrantes señalan que esta masacre es solo la punta del iceberg respecto a la cantidad de homicidios contra centroamericanos. Según éstas, hay más de 47 fosas comunes tan solo en el estado fronterizo de Tamaulipas: “Más aún, no mucho se habla de los migrantes desaparecidos en tránsito por México, que según las organizaciones centroamericanas son 20,000 los que tienen registrados porque sus familiares los buscan, pero que de acuerdo a estimaciones basadas en los reportes existentes en México, se estima que son unas 70,000 las personas migrantes desaparecidas”, aseguran en un comunicado integrantes del Movimiento Migrante Centroamericano.
Recuerdan también, el descubrimiento, en Cadereyta, de 49 personas asesinadas y desmembradas “quienes de acuerdo con las muestras de ADN de los cadáveres, no corresponden a personas mexicanas, por lo cual seguramente también son migrantes centroamericanos masacrados”.
Todo esto se suma al cierre de albergues para migrantes en el estado de México, el acoso de defensores de derechos humanos vinculados con migrantes los secuestros, extorsiones y violaciones que viven los centroamericanos que viajan en La Bestia, como se conoce al ferrocarril que viaja del sur hasta el norte de México.
A dos años de la masacre de San Fernando, el Movimiento Migrante Mesoamericano señala: “nos encontramos a finales del sexenio de sangre sin siquiera entregar a las familias actas de defunción, restos, constancias de que sus parientes ya están muertos cuando menos para que no alienten la esperanza de que aún viven y un día los encontrarán”.