Somos hijos de las matanzas, de las represiones estudiantiles, de la guerra sucia, de la rampante impunidad, de las crisis económicas, de la dominación ideológica y material de una forma de pensar y de una forma de vivir; de la violencia sin sentido, de un campo abandonado y de las condiciones de trabajo indignas, de la profunda corrupción.
Somos hijos de un nuevo México que grita “Ya Basta, Nunca Más”.
Somos aquellos que han encontrado nuevas vías de acceso a la realidad y nuevas formas de actuar. Somos no solo quienes estudian, sino que añoran estudiar y no tienen las oportunidades necesarias.
Somos quienes estudiaron y seguirán haciéndolo para ser mejores ciudadanos y para hacer de este un mejor país.
Este movimiento se nutre de los lazos de solidaridad entre compañeros de igualdad, entre ciudadanos de fraternidad, entre hermanos de confianza, entre colegas, de amor entre camaradas, de respeto entre seres humanos; a partir de estas raíces crece y seguirá creciendo.
El movimiento reivindica día a día la construcción de un nuevo lenguaje, uno que asiente el valor de la pluralidad.
Hemos roto los prejuicios artificiales de la división entre escuelas públicas y privadas. Somos mexicanos sin distinción, estudiantes que invitamos a la sociedad a unirse a las exigencias de nuestra causa.
Figuras de lucha de conocimiento, de pasión, de energía y de un presente que nos reclama trabajar para dejar de ser el país de las oportunidades perdidas.
Por eso preferimos salir a las marchas que marchar a las salidas, preferimos la ridícula juventud sobre la seriedad de los jóvenes viejos.
Preferimos los tuits y las universidades a las noticias universales.
Preferimos sumarnos a las marchas que sumarnos a otras cifras.
Preferimos un mundo de redes sociales, que mudos enredados en unos.
Preferimos marchar que marcharnos, preferimos el internet y su intento, así nace #YoSoy132.
Amenazan con tener nuestros nombres, teléfonos y direcciones. No daremos un paso atrás, hoy, somos millones.
Desesperados, dicen también, que hemos sido financiados por las FARC, AMLO, Josefina y grandes corporaciones. Como si los boletos del metro, los cafés, las cartulinas y plumones, las horas sin dormir, y sobre todo nuestra dignidad tuvieran precio.
No nos vendemos, tampoco nos corrompemos. Nosotros nos gobernamos.
Por una democracia auténtica, #YoSoy132