En el 2014, Catalina de 29 años, su mamá Teresa de 43 y su papá de 55 años, una familia jornalera originaria del pueblo Me´phaa de Santa María Tonaya, municipio de Tlapa, Guerrero, fueron privados de la vida, en el interior de su domicilio.
De acuerdo con la familia, las investigaciones e integrantes de la comunidad Amado llevaba un arma con la que disparó en 9 ocasiones, privándola de la vida. Catalina tenía un embarazo de 35 semanas de gestación. Tres hijos que fueron testigos presenciales y que quedaron en la orfandad, pues fue su propio padre quien privó de la vida a su madre y abuelos.
El responsable del feminicidio de Catalina permaneció en prisión por aproximadamente dos años, mientras los agresores de la muerte de sus padres continúan prófugos de la justicia. Ha pasado una década sin que haya investigaciones para que se castigue a los responsables.
Lee más sobre su historia en la página del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.