Un disparate. Así calificó Eugenio Raúl Zaffaroni, reconocido jurista y exjuez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la propuesta de reforma judicial que pretendía instaurar la elección popular de jueces y magistrados en su país. Un disparate, había precisado ya antes el autor en su notable obra “Estructuras judiciales”, es cuando “se dispara contra la propia institución, desbaratándola”.
La imagen cabe para calificar la propuesta de reforma judicial aprobada en comisiones en la Cámara de Diputados y próxima a votarse en pleno, pues ésta dispara contra el funcionamiento de los poderes judiciales, desbaratándolos, sin solucionar en un ápice los graves problemas de acceso a la justicia que tenemos en el país.
En el dictamen aprobado recientemente permanecen los aspectos más preocupantes. Los foros a los que se convocó durante el verano de nada sirvieron; pesaron más los añadidos, sugeridos en la conferencia matutina presidencial, que fueron obedientemente incorporados sin mayor análisis por la mayoría que votó el proyecto.