La desaparición forzada de cinco integrantes de la familia Guzmán Cruz, originaria de Tarejero, Michoacán, se conoce muy poco en la historia reciente de México. Los miembros de este tronco familiar pertenecen a esa comunidad indígena purépecha cuyo proceso histórico ancestral nos remite a una relación conflictiva en términos desiguales con las haciendas en el periodo postrer del porfiriato. Además, su historia está cargada de factores de carácter ambiental al dejar ver las tensiones por los terratenientes y la irrupción de la explotación capitalista de las tierras y los recursos hídricos contra el orden social indígena de ésta y otras localidades y sus riquezas naturales en la región conocida como la Ciénega de Zacapu.
En ese escenario se cimentó un imaginario y una tradición de lucha que la familia Guzmán Cruz recuperó y mantuvo de sus ancestros a lo largo del siglo XX.
Desde su detención y desaparición, y a lo largo de estos 50 años, se continúa exigiendo justicia por el acoso, la represión y la desaparición forzada de cinco de los miembros de la familia Guzmán Cruz y de Doroteo Santiago Ramírez, Rafael Chávez Rosas y José Luis Cruz Flores, camaradas militantes del MAR junto con los Guzmán Cruz.
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