En el episodio más reciente de Voces Jesuitas, que conmemora los dos años del asesinato de los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, el padre Javier Ávila, que conoció y trabajo con los sacerdotes, habla sobre la violencia en la Sierra Tarahumara.
Javier Ávila, además de ser padre jesuita, es cofundador de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos, y se encuentra en la región desde hace 49 años.
La Sierra Tarahumara, localizada en Chihuahua, alberga una población indígena principalmente rarámuri. La población es de unos 129 mil habitantes, y enfrenta diversos desafíos sociales y ambientales, relacionados al narcotráfico, el control de territorios estratégicos, desplazamientos, desapariciones forzadas, y la falta de acceso a servicios básicos.
Al respecto, Javier Ávila destaca que hay persecución a los pueblos indígenas, ya que siempre se les ha visto como “ciudadanos de segunda”. La relación que las autoridades tienen con los pueblos indígenas es muy vertical: no llevan ni la justicia ni el respeto. El padre cuenta cómo le ha tocado vivir y observar violencia y abusos de primera mano, por ejemplo, la presencia de los cuerpos armados en todas las sierras, la deforestación criminal, balaceras en los pueblos que obligan a los habitantes a desplazarse, e incluso la masacre de Creel en el 2008.
Ante todo, sostiene que la comunidad rarámuri no es agresiva, y prefiere no confrontarse. Resalta la importancia de evitar generar violencia en las relaciones interpersonales, ya que muchas veces, el abuso empieza en el mismo círculo familiar. Los conversatorios y reuniones por la paz, así como las escuelas y la educación son de gran importancia igualmente.
Finalmente, Javier Ávila dice que es su compromiso caminar con la gente, y que la gente se sienta acompañada. Considera que la fiesta es la mejor manera de cuidar al mundo, porque en la fiesta, todos conviven, y se pueden hermanar comiendo y bailando juntos.
Se puede escuchar el podcast completo en el siguiente enlace.