Ni homenajes, ni festejos. Este 10 de mayo, las únicas flores que las madres buscadoras aceptaron recibir fueron las del apoyo, la solidaridad y la esperanza, necesarias para seguir interpelando a un Estado que se ha mostrado indolente al atender la crisis de desapariciones en el país.
Como cada año, con los rostros de sus hijos en mano, su fuerza y su dignidad, cientos de familias salieron a las calles de al menos 15 entidades de la República para demandar a las autoridades justicia, verdad, memoria y atención al rezago forense. Este año, además, hubo un importante esfuerzo de unificación de distintos colectivos de búsqueda en el país que decidieron sumar voces al grito de “¿Dónde están?” para interpelar a los gobiernos federales y locales. Las madres exigieron, principalmente, no ser usadas como botín político en esta temporada electoral y demandaron propuestas claras para que las próximas administraciones atiendan los pendientes que dejarán los actuales gobiernos. Alzaron la voz también para exigir “Ni una buscadora asesinada más” y, con ello, demandaron garantías de seguridad para que todos los colectivos puedan continuar con sus dignas labores de búsqueda sin poner en riesgo su integridad.
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