Hacia las movilizaciones que este 10 de mayo realizarán colectivos de familiares de personas desaparecidas en todo el país, incluyendo el muy relevante esfuerzo de unificación, es pertinente recordar los pendientes que deja esta administración frente a la crisis de desapariciones.
Al respecto, debe recordarse que una de las iniciativas que a principios de sexenio generó expectativa fue el reconocimiento de que la crisis de desapariciones requiere soluciones extraordinarias y la atención a problemáticas como el rezago forense. Fue así como se crearon el Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense (MEIF) y el Centro Nacional de Identificación Humana (CNIH), hoy abandonados.
El diagnóstico subyacente a la adopción de estas medidas fue acertado y no ha perdido actualidad: ante el cúmulo de cuerpos y restos humanos que permanecen sin ser procesados en las distintas instituciones forenses del país, es relevante pensar en esquemas alternativos y esfuerzos innovadores que se dediquen específicamente a la identificación humana. Dejar esta labor a las fiscalías —incapaces y claramente rebasadas, cuando no criminalmente cómplices— no permitirá revertir el rezago.