Como un análisis cuantitativo de la estadística anual de defunciones generales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), México Unido Contra la Delincuencia presentó el Atlas de Homicidios 2022.
El documento busca caracterizar el fenómeno de los asesinatos, así como abonar a la generación de políticas públicas basadas en evidencia y adaptadas a cada contexto capaces de darle una atención integral.
El Atlas encontró que en 2022 registró el máximo histórico de víctimas de homicidio catalogadas con sexo “no especificado”, con un total de 508 casos, esto es, el número más alto desde 1990 y un 34% más en comparación con 2021. Guanajuato (234 casos) y Baja California (102 casos) fueron las entidades con mayor número de víctimas catalogadas así.
La información disponible sobre homicidios a nivel nacional se ha reducido: desde 2016, los casos para los que las autoridades desconocen el lugar de ocurrencia han aumentado de 11% a 22%; también ha disminuido la información disponible sobre el medio con el que se cometió la agresión. Además, desde el sexenio de Felipe Calderón ha crecido la cantidad de víctimas de las que se ignora la causa de su muerte.
La violencia homicida es una crisis transexenal que evidencia la ausencia del Estado de derecho. Sólo los primeros cuatro años de los últimos tres sexenios suman más de 300 mil homicidios. En los primeros 4 años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador se registraron 142,684; mientras que en los primeros 4 años de la administración de Enrique Peña Nieto fueron 89,267 y, en los de Felipe Calderón Hinojosa, 69,879 homicidios. Durante estos periodos, las entidades que concentraron el mayor número de homicidios dolosos fueron el Estado de México, Baja California, Chihuahua y Jalisco; mientras que Tijuana y Juárez fueron las localidades con los números más altos.
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