Este es un artículo de opinión de José Carreño, publicado originalmente en el diario El Universal.
Patrioteras. Aparentemente conjurado el riesgo de un destrampe patriotero que pusiera en riesgo la viabilidad económica del país, con otro golpe de demagogia contra el tratado comercial norteamericano, crece ahora el riesgo de un mensaje nacionalista de acentos militaristas que anuncien un golpe más a la vida en civilidad. Hay avisos ominosos. Con la Guardia Nacional, la Sedena es la super secretaría del gabinete. Y su titular violó con pocos días de diferencia al atropello del Congreso, otro precepto clave del entramado jurídico que puso fin a la inestabilidad del país hacia la primera mitad del siglo pasado. Fue al agradecerles al Presidente y a sus mayorías legislativas el atentado contra el texto de la Constitución para que el general secretario quedara, de facto -con reformas a leyes secundarias contrarias a la Carta Magna- al mando de la seguridad pública y de la Guardia Nacional. Esta vez, el alto jefe militar trasgredió el carácter no deliberante de las fuerzas armadas, con sus críticas -por lo demás, infundadas, imprecisas- a presidentes anteriores en la mira de la propaganda oficial tendiente a erosionar hasta la extinción las posibilidades de los partidos de oposición en 2024.
¡Fuego! Si nuestras fuerzas armadas tienen órdenes de no responder al fuego de los criminales, el general Sandoval parece tener la orden de unirse al fuego graneado de la campaña política beligerante, vociferante del Presidente contra potenciales opositores, lo que equivaldría a abrir fuego contra casi la mitad de la población que reprueba la gestión del actual gobierno.